Un extraño silencio Navidad y genocidio
Por la paz y la justicia.
Estamos ante una Navidad cercana y ya estamos tomando posición ante ella. La primera reacción es el consumismo. Todos los años hablamos de lo estúpido que es el consumismo pero cada año consumimos más, a pesar de la subida del IPC ¿Tenemos solución? La Navidad, como tantas otras fiestas religiosas de nuestra historia, se está convirtiendo en un acontecimiento sin Dios: Sacramentos sin Dios, sociedad sin valores cristianos, fiestas religiosas sin espíritu religioso, devoción sin compromiso con la justicia, consumismo sin límite. Se adelantan cada vez más los adornos navideños y los encendidos de luces led no para celebrar el sentido último de la Navidad sino para poder consumir más con mayor antelación y para que los comercios hagan su agosto. Estamos ante una Navidad cada vez más alejada de Dios que se ve, además, distorsionada por tanta corrupcción política y social y tantas guerras en curso que nos cuesta ver con nitidez las estrellas que preludian una Navidad llena de Dios. Pero Dios sigue creyendo en el hombre y apostando por él y se sigue haciendo presente en la candidez de muchas niñas Marías y cada vez menos en las parafernalias sociales y religiosas de plazas y catedrales. ¿Quién lo diría? Hoy me decía un amigo: ¿Te has dado cuenta de que los más pudientes son los que menos aportan a la hora de colaborar con las causas sociales. Pero ¿y de qué te extrañas -le dije- ¿no has leído el relato de la viuda pobre? En mi experiencia de vida, ya larga, he vivido en propia carne cómo los más pobres son aquellos que más generosos son, los que antes te ofrecen su hogar y lo poco que tienen. Lo he visto con mucha fuerza en Camerún, en Brasil y en muchos países pobres de hispanoamérica. Definitivamente los pobres nos evangelizan y los religiosos más oficiales nos escandalizan con la pederastia y sus “yoes” gigantes en su afán de protagonismo en los titulares presumiendo de todo lo que ayudan a los pobres. Lagarto, lagarto...¡Que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha!. ¿A qué viene, pues, tanto protagonismo televisivo y social de quienes deberían pasar por el mundo entregando la vida en silencio? Una nueva iglesia nacional caritativa está surgiendo para alabanza de ella misma. Que la Navidad, ya cercana, sea oportunidad para revisar opciones y propuestas humildes, como lo eran los pastores, de paz y sencillez de corazón. Jesús, en la humildad de un pesebre, y nadie más sigue siendo nuestro modelo. En esta nueva Navidad marcada por una polarización tan creciente no estaría de más acentuar nuestro compromiso por la paz, de más allá y de mas acá, por la tolerancia, hoy tan raquítica, desde el silencio y la humildad de las cosas pequeñas. Que nuestra Navidad no sea solamente una cáscara de luces led y una sesión de consumismo de lujo. Y, sobre todo, que no olvidemos las matanzas horrendas, genocidios, de cristianos, los nuevos mártires, que se están produciendo en Nigeria, en Sudán y que están aumentando en África y en Asia de manera exponencial. ¿Dónde están los personajes televisivos, tan atentos a ocupar titulares, para denunciar estas crueles matanzas. No digo que organicen una nueva flotilla pero al menos que su silencio no sea cómplice. Parece que la vida de los cristianos en África no tiene el mismo valor que otras en otros lugares del mundo. Que entre todos levantemos un clamor, en periódicos, revistas y atriles de predicadores contra este genocidio insoportable.
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