Estamos de Resurrección

-Una dosis de Pascua Florida-

Creer en el Resucitado es…
Celebramos en estos días el centro de nuestra fe. La piedra angular de nuestra esperanza: Jesús, el que murió en la cruz ha resucitado y vive para siempre. Él es la vida eterna, la promesa cumplida, la palabra prometida hecha realidad.
Creer en el Resucitado es resistirnos a aceptar que nuestra vida es solo un pequeño paréntesis entre dos vacíos. Es resistirnos a creer que la muerte es la última palabra en nuestras vidas.
Creer en el Resucitado es rebelarnos con todas nuestras fuerzas a que la gran mayoría de hombres, mujeres y niños, que solo han conocido miseria, humillación y sufrimientos en esta vida, queden olvidados para siempre.
Creer en el resucitado es cuidar una mirada y una actitud nueva ante los otros, ante los diferentes, ante los excluidos porque Dios nos invita a una vida nueva y resucitada.
Creer en el Resucitado es confiar en una vida donde ya no haya pobreza ni dolor. Nadie estará triste, nadie tendrá que llorar. Los hombres dejarán de viajar en pateras en busca de una patria, ya que la tierra toda será la patria de todos los hombres, sin fronteras ni desigualdades por raza, creencias o color de piel.
Creer en el Resucitado es acercarnos con esperanza a tantas personas sin salud, enfermos crónicos, discapacitados físicos y psíquicos, personas hundidas en la depresión, cansadas de vivir y de luchar. Creer en el Resucitado es tener la certeza de que un día conocerán lo que es vivir con paz y salud total. Escucharán las palabras del Padre: “Entra para siempre en el gozo de tu Señor”.
Creer en el Resucitado es cultivar el deseo de encontrar un Dios cercano, que es amor, y abrazo de Padre para todos nosotros. Es estar dispuestos a encontrarnos con este Dios en nuestra vida, en el día a día. En el destello de cada luz, en el resplandor y la calidez de un atardecer, en la mirada de quien nos ama y nos dice: ¡Te amo!
Creer en el Resucitado es confiar en que nuestros esfuerzos por un mundo más justo y más humano no se perderán en el vacío. Es creer en que un día los últimos serán los primeros, los descartados, las prostitutas y pecadores entrarán primeros en el Reino.
Creer en el Resucitado es saber que las horas alegres y las horas amargas y de dolor han tenido un sentido. Que el dolor y las noches oscuras son necesarios para que amanezca el sol en mi vida. Creer en el resucitado es tener conciencia de que he de extender mis brazos en cruz para que mi corazón se ensanche, para que mi corazón se abra a los demás.
Creer en el Resucitado es saber que tras la maldad, la violencia, las lágrimas del que sufre por la violencia de los hombres hay un camino de paz, de perdón en donde todos podemos mirarnos a los ojos y sentirnos hermanos. Es esperar el día en que todos nos sintamos hijos de un mismo Padre. Hijos-hermanos en que nos amemos y dejemos de “jugar” a las guerras, a destruirnos los unos a los otros.
Creer en el Resucitado es vivir con ESPERANZA CERTERA las palabras de Jesús: Yo soy el CAMINO, la VERDAD y la VIDA. En este tiempo central de nuestra fe, hemos de sentir más que nunca que Cristo, el Señor Resucitado, es el centro de nuestras vidas, Él es el que nos puede sostener en dolor y el que abre a nuestras vidas a la vida con mayúsculas: LA RESURRECCIÓN.
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