Sri Lanka, otra vez el fundamentalismo.

Hace ya algún tiempo escribía un artículo en este blog que se titulaba: ¿Qué le pasa al Islam con la violencia? Suscitó, entonces,  la protesta de algunos lectores con vocación  de “progres y buenistas”  porque a ellos no les tocaba la piel. Hoy me reafirmo en lo mismo que dije entonces. Después de conocer esa terrible salvajada cometida en Sri Lanka y que ha costado la vida a más de trescientos cristianos y ha herido a unos quinientos más, que cometían el delito de estar celebrando la vigilia pascual en su iglesia. Ése era su delito. Y los han achicharrado como ratas. ¿Qué dirán ahora esos lectores buenistas y progres? ¿Encontrarán también disculpas justificatorias. Entonces llegaron a decir que yo no estaba bien de la cabeza. Argumentos que solo utilizan los supremacistas y dictadores cuando todas las evidencias están contra ellos. Yo podía callar para no meterme  en líos porque sé que muy pronto algunos aludidos saltarán como conejos ante estas palabras. ¿Pero quién hablará entonces en nombre de estos cristianos masacrados?  El papa acaba de decir: “Que todos condenen estos actos terroristas inhumanos, jamás justificables” Y yo los condeno desde este blog con todas mis fuerzas; digan lo que diga los buenistas, cuyos nombres no voy a decir para no darles más publicidad, que es lo que ellos quieren: focos y titulares.

Sí, el Islam tiene un problema serio con la violencia que hace posible que muchos de sus seguidores actúen tan violentamente en este caso y en otros muchos que, desgraciadamente, ya conocemos todos. Ha sido el peor episodio de violencia en este país desde la devastadora guerra civil que sufrió hace más de diez años y que enfrentó al gobierno y a la guerrilla Tamil. El  islam alimenta un cierto fanatismo y el fanatismo es una enfermedad mental que causa muchas víctimas cada año y que hay que controlar por el bien de todos. Se asegura, por parte de expertos en inteligencia,  que ha sido el grupo terrorista islámico Thowheed Jama´ath, que cuenta ya en sus filas con yihadistas que han vuelto de Siria.

Es verdad que yo he conocido musulmanes perfectamente integrados en nuestro país, respetuosos y trabajadores que, aun manteniendo su fe en Alá , y siguiendo las exigencias de su fe, saben vivir con normalidad su vida, son contrarios a la violencia y rechazan estos atentados como ajenos a su propia manera de vivir su fe.Pero son contados, Prevalece el fanatismo y la intolerancia en los españoles que se convierten al Islam, sobre todo, algunas mujeres presionadas, sobremanera, por sus maridos que las obligan a llevar el pañuelo islámico. Por eso sería muyconveniente que se revisaran muy a fondo las peticiones de esas mujeres españolas islamizadas que quieren ahora volver a  España después del fracaso del califato islámico en Siria. Su radicalización de entonces puede ser una mecha encendida en la sociedad occidental a la que tanto desprecian y de la que tanto se sirven.

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