Viacrucis para un tiempo de "Coronavirus"

-Meditar y rezar cuando todo es incierto-

1ª ESTACIÓN: JESÚS SENTENCIADO A MUERTE

Una Pademia, nos tiene a todos condenados a muerte. También  a ti, Jesús. Un virus muy pequeño, cual Pilatos, se empeña en condenarnos. No necesita pruebas solo desprotección. Algunos han dicho que los mayores ya no tienen espacio en esta vida, que es la UCI, y deben dejar sus respiradores a los más jóvenes, Porque hay prioridades. Y aquellos que han levantado nuestro país, dejándose la piel, y han hecho posible lo que hoy llamamos estado del bienestar, esos ya no merecen un cuidado especial ni tienen prioridad. ¡Crucifícalo!

Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

 Padrenuestro…

2ª ESTACIÓN: JESÚS CARGADO CON LA CRUZ

 Estábamos tranquilos, viviendo nuestra vida sin muchos cuidados, trabajando o tomando un café con los amigos, saliendo a la calle y disfrutando del colorido y del perfume primaveral de la vida y, de repente, nos pusieron encima un pesado madero, el del aislamiento en casa, presos en nuestras propias casas. Los mayores, los niños, todos con la cruz a cuestas del confinamiento obligado.  Estamos valorando lo que antes nos parecía muy normal, nuestro y hasta teníamos derecho a ello. Pequeños detalles que ahora se han convertido en regalos muy preciados. ¡Señor, qué cruz!

Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padrenuestro…

3ª ESTACIÓN: JESÚS CAE, POR PRIMERA VEZ, BAJO EL PESO DE LA CRUZ

Contemplamos la escena, protegidos en casa, desde la ventana de la televisión y vemos cómo muchos seres humanos, en muchos lugares del mundo, caen bajo el peso de este minúsculo virus. En Ecuador caen materialmente en la calle y allí mueren. No hay lugar ya para tanto caído y tienen que ser quemados en las calles por falta de cajas fúnebres y furgones de recogida. ¡Cuánto caído, Señor en las calles de la vida! En las residencias de mayores el peso de la cruz es excesivo para las fuerzas debilitadas de los ancianos y caen constantemente bajo el peso de la cruz. Y apenas podemos hacer nada. Nos falta material, personal y solidaridad para poder levantarlos de esta caída.

Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padrenuestro…

4ª ESTACIÓN: ENCUENTRO CON LA VIRGEN

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo.

 Miramos los ojos de la Virgen Dolorosa que recorre nuestras calles, cada año, y están abarrotados de lágrimas. Las mismas de nuestras ancianas en sus residencias y hospitales por no poder ver a sus hijos y nietos. Aisladas, confinadas de los que más quieren, de quienes  les dan la vida. Se hace imposible el abrazo confortador. Se hace muy débil la vida. ¡Qué darían esas madres por abrazar a sus hijos y a sus nietos, por sentir la calidez del cariño cuando se encuentran debilitadas y amenazadas! Piensan que pueden morir solas, sin una mano que apretar en el último adiós, sin duelo, sin funeral, sin despedida y un nudo de dolor  las amenaza en su garganta. ¿Por qué, Señor, no poder estar cerca de los suyos?

Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padrenuestro…

5ª ESTACIÓN: EL CIRINEO AYUDA AL SEÑOR A LLEVAR LA CRUZ

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo.

En estos días, se han multiplicado los Cirineos que están dispuestos  a llevar la cruz: Sanitarios, camioneros, limpiadores, voluntarios, policía, ejército, comerciantes… Una ola de solidaridad se ha desatado como un ”tsunami”  de esperanza. Esto es lo que ha hecho esta pasión más llevadera y humanizadora. Cientos de Cirineos que aplauden cada día y no permiten que les falte  algo a aquellos que están solos. Gracias. Señor, por tanto amor escondido como esta pasión nos está haciendo descubrir.

Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padrenuestro…

6ª ESTACIÓN: LA VERÓNICA ENJUGA EL ROSTRO DE JESÚS

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo.

Ha sido esta mañana cuando Eva ha puesto el mensaje en su Facebook. “Si conocéis a alguien anciano que esté solo y necesite ayuda para que le cuiden, le asesen, le hagan la compra, avisadme que  yo estoy dispuesta a hacerlo con mucho gusto. Ahí os va mi teléfono…”  Y yo, que conozco a Eva, sé muy bien que eso no es un cumplido, es una oferta auténtica y generosa a cambio de nada. Hay muchas Verónicas en el camino de la Pascua. Algunas enfermeras utilizan su “Iphon” para que los enfermos internados puedan verse con sus familias  incomunicadas. Y sus caras se quedan grabadas en nuestra memoria como una santa faz por su felicidad en medio de tanto sufrimiento y soledad.

Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padrenuestro…

7ª ESTACIÓN: SEGUNDA CAÍDA EN EL CAMINO DE LA CRUZ

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo.

Cuando parecía que las cifras de infectados y muertos ya estaban alcanzando su pico nos llega otra vez la noticia de repuntes y muertos que nos deja helados. Estamos cayendo cada día. En un país y en otro, como si una niebla se fuera extendiendo por todos los lugares sin respetar fronteras  ni estatus económico o cultural. Tal vez quiera decirnos  que hemos de aprender a colaborar más, que nos necesitamos todos y hemos de buscar caminos de acercarnos y ayudarnos siempre. ¡Más puentes y menos muros con concertinas! No solo cuando nos invade una Pandemia.

Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padrenuestro…

8ª ESTACIÓN: JESÚS CONSUELA A LAS HIJAS DE JERUSALÉN

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo.

 El consuelo se ha convertido en estos días en un arma cargada de futuro. Se llaman por teléfono los amigos, los familiares lejanos de los que hace mucho tiempo que no sabíamos nada, y todos nos preguntamos lo mismo: ¿Cómo estáis? Y todos nos animamos de la misma manera: “Ya nos queda menos” “Parece que las cosas van estando ya mejor” Jesús nos consuela, como a las mujeres de Jerusalén,  en muchas personas que, cerca o lejos de nosotros, nos transmiten una palabra de aliento. “No lloréis por mí, nos dice, llorad por vosotros y por vuestros hijos.”

Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padrenuestro…

9ª ESTACIÓN: JESÚS CAE POR TERCERA VEZ

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo.

Y volvemos a caer una y otra vez bajo el peso insoportable de miles de muertos y de infectados. Una pasión en toda regla, que no esperábamos, porque creíamos que este año iba a ser turística y folclórica, como todos los años. Pero no. Este año ha llegado el llanto. Los cofrades lloran desconsolados porque no va a poder salir su paso y las gentes lloran desconsoladas en las morgues abarrotadas porque están perdiendo en el camino a sus seres queridos. Es una terrible caída la que estamos sufriendo. Han caído las bolsas, los empleos, los ánimos y, sobre todo, la esperanza, Es una caída sin freno hasta el mismo suelo.

Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padrenuestro…

10ª ESTACIÓN: JESÚS DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al  mundo.

 Señor, estamos despojados de seguridad, de compañía, de trabajo, de futuro. Este virus nos ha llenado de inseguridad y de miedo. Estábamos muy seguros de nosotros mismos y de nuestras conquistas, de nuestro primer mundo tecnificado y científico pero un pequeño virus, microscópico, nos ha encerrado a todos en casa y nos ha puesto contra las cuerdas. Nos parecía que con la ciencia ya estábamos suficientemente protegidos, pero ahora nos damos cuenta de que, siendo muy valiosa,  es tan limitada como todos los saberes humanos. Nos han despojado de nuestras mejores seguridades para colocarnos en la frontera del miedo. Tal vez así podamos experimentar lo que se siente cuando a ti te despojaron de tus vestiduras o lo que sienten los que tienen que abandonar sus tierras, despojados de todo,  y adentrarse en caravanas de muerte para buscar  otras tierras más seguras para vivir con futuro.

Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padrenuestro…

11ª ESTACIÓN: JESÚS CLAVADO EN LA CRUZ

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo.

De repente, sonaron los golpes de los clavos sobre el madero. Tus muñecas comenzaron a sangrar sin compasión. Era una sangría inmisericorde. Igual que la sangría de los niños que no llegan a nacer por la violencia del aborto o mueren en sus primeros años de vida por falta de alimento. Una sangría vergonzosa en el siglo de la abundancia. Como la sangría  de los niños que tienen que trabajar para ganarse la vida en lugar de asistir a la escuela o jugar con sus amigos. Una sangría vergonzosa como la de los pasillos de la muerte o la de los hombres perseguidos por sus ideas o creencias religiosas por los dictadores de turno. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padrenuestro…

12ª ESTACIÓN: JESÚS MUERE EN LA CRUZ

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo.

Fue un momento transcendental y sublime. El justo inclinó la cabeza y expiró. Y un silencio aterrador lo llenó todo. El cosmos entero se arrodilló consciente de lo que sucedía. Si así muere el justo ¿qué seremos capaces de hacer con el culpable?  El ser humano tendrá algún lugar para esconderse de lo que ha de venir? La sangre de la humanidad, injustamente derramada, se eleva hasta el cielo pidiendo justicia. ¿Quién podrá encontrar un lugar seguro cuando llegue la justicia de Dios? La humanidad entera, famélica y condenada, cruza a pie enjuto el mar Rojo exigiendo justicia. Y Dios siempre llega revestido de justicia y santidad porque todo es caduco y temporal y así lo gritan los cementerios. Solo Dios tiene en su mano la balanza del bien y del mal. Solo Él es el juez de los pueblos. Y esta muerte y todas las muertes serán juzgadas porque  nadie sino Dios es el dueño de la vida.

Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padrenuestro...

13ª ESTACIÓN: JESÚS EN BRAZOS DE SU MADRE

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo.

Nunca hubo tanto amor concentrado en el regazo de un ser humano como aquella tarde en la mirada de la madre con su hijo muerto en los brazos. Como  el amor de la madre que sostiene en sus brazos a su hijo muerto por hambre en África después de agotar sus pechos de leche. Como el de la madre que sabe que su hijo ha sido ajusticiado en el  corredor de la muerte y espera su cadáver para poder enterrarlo. Como la madre que sabe que su hijo se ahogó cuando su padre lo llevaba a sus espaldas, cruzando el río que los separaba de la tierra soñada.  Dios puso a nuestro alrededor ángeles de luz que nos cuidaran durante toda la vida, aun sin merecerlo. En algunos lugares les llaman madres.

Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padrenuestro…

14ª ESTACIÓN: EL CADÁVER DE JESÚS PUESTO EN EL SEPULCRO

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo.

 En muchos lugares de esta tierra, algunos seres humanos ni siquiera tienen sepultura para poder ser enterrados. En Ecuador mueren hoy, infectados por el virus, en las calles y allí mismo son quemados para evitar infecciones. Jesús fue enterrado en una sepultura prestada.

Junto a los grandes y lujosos mausoleos de los ricos están las humildes sepulturas, algunas de tierra, de los pobres. Hasta en el cementerio queremos hacer distinciones sociales, pero de nada sirve. Todos somos iguales a la hora de partir y aquí dejamos todos los privilegios que tuvimos en la vida. La muerte nos iguala porque iguales llegamos a este mundo e iguales nos iremos.  Padrenuestro…

15ª ESTACIÓN: JESÚS RESUCITA

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo.

Y la Pandemia pasará y llegará un tiempo de Pascua florida y renovada. Y llenaremos las calles  de nuevo de abrazos, de gritos de niños y de colores primaverales. La Pascua se irá abriendo paso lentamente entre nosotros. Porque nadie se libra de la Pascua de Dios. Nos llega a todos porque era para todos. No murió Jesús por un solo pueblo o un solo grupo o una sola religión,  sino por toda la humanidad convocada a la fiesta de la vida.

Hay pascua sobrada para todos. Entra y disfrútala.

«¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado» (Lc 24,5-6).

Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padrenuestro…

ORACIÓN FINAL

Te suplico, Señor, que me concedas, por intercesión de tu Madre, la Virgen María, que, cada vez que me  acerque a la  Pasión de tu Hijo y de la humanidad, quede grabado en mí corazón, como en el pañuelo de la Verónica, lo que Tú has hecho por mí y sigues haciendo por mis hermanos.  Que nunca olvide tu presencia en mí y en la humanidad doliente.  Haz, Señor, que me acompañe, durante toda mi vida, una acción de gracias constante por tanto amor como he recibido de lo alto. Amén.

Volver arriba