Unas vida para estar agradecido En mis 63 cumpleaños

Y solo pido un regalo

El don de la alegría
El don de la alegría

“Un hombre que se permite malgastar una hora de su tiempo no ha descubierto el valor de la vida” (Charles Darwin)

 Voy a cumplir muy pronto, en una semana escasa, 63 años. Son exactamente 23.000 días, uno tras otro. 33,12 millones de minutos. Un tiempo que he vivido donde ha habido momentos de todo tipo. Puedo decir como Neruda: “Confieso que he vivido”. Unos días, sublimes y maravillosos; otros, llenos de dificultades, enfermedades y miedos. Pero si tuviera posibilidad de escoger nacer o no de nuevo, no lo dudaría. ¡Elijo nacer de nuevo! La vida me ha parecido la aventura más maravillosa posible. ¡Qué hermoso es vivir! En general he querido vivir para los demás aunque no siempre lo he conseguido. Y eso es lo que más feliz me ha hecho. He tenido la dicha de ser un hombre de fe  y ese don me ha hecho superar y vivir con esperanza momentos muy duros donde la enfermedad me ha doblegado hasta límites insospechados y solo la fe y el amor de los míos me ha hecho salir adelante.

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Pronto llegará ese día especial para mí porque cumplir años nunca puede ser algo negativo. Lo preocupante es no poder cumplir años y yo he estado a punto de pasar por ese puente sin retorno. Y, desde entonces, disfruto la vida con una intensidad impresionante, Hay días en que deseo levantarme cuanto antes para llevar adelante mi tarea, que es sobre todo, escribir. He tenido que renunciar a muchas cosas hermosas que me han llenado mucho durante la vida porque mi enfermedad me ha dejado algunas secuelas que llevo lo mejor posible aunque reconozco que me cuesta. Pero esa realidad me ha permitido vivir ahora una experiencia única que estoy disfrutando a tope y aprovechando mucho más. Vivo con mi madre, ya anciana, a la que acompaño y cuido, y ella me cuida a mí.

Mercedes
Mercedes Eduardo González

Soy feliz con solo verla feliz a ella. Y dispongo de tiempo para hacer lo que más me gusta: escribir y escribir. Acaba de salir mi último libro: “El don de la alegría” en PPC. Que deseo llegue pronto al gran público y que será presentado en Madrid el día 11 de febrero a las 18,30 en las Paulinas de la calle san Bernardo, 114, de Madrid. Es mi libro publicado número 32 y otros 4 ya están a la espera. Solo puedo darle gracias a Dios por su bondad. Hubo un tiempo en que no podía caminar ni siquiera mantenerme de pie, condenado a una silla de ruedas y, sin embargo, hoy, después de mucha constancia y rehabilitación soy senderista y cada semana no renuncio a recorrer por montes y valles, con mis amigos, entre 15 o 20 kilómetros. Mi madre le llama milagro. Y yo creo que lleva toda la razón.  Dios es lo más grande de mi vida. Tengo la dicha de pertenecer a la Orden de la Merced, que me ha regalado lo mejor de lo que soy y a la que he dedicado también los mejores años de mi vida. Toda una vida de mercedario, gracias a Dios. En la orden he servido con alegría en aquello que los hermanos me han encomendado, con algunos éxitos y  muchos fracasos. Entre estos servicios he sido dos mandatos Provincial, y, cuando menos lo esperaba, los superiores mayores de las distintas congregaciones de España me eligieron presidente de CONFER nacional. No fui un buen presidente porque ahí descubrí que no tengo el carisma de la autoridad pero me acompañó un equipo tan maravilloso que todo resultó relativamente fácil.

san Pedro Nolasco
san Pedro Nolasco

Y ahora que ya he entrado en la tercera edad -eso dicen- aunque yo me siento muy joven aún, solo puedo dar gracias a Dios por todo lo que Él me ha regalado, gracias y gracias. Y ahora, que no tengo grandes pretensiones, entre otras cosas porque estoy limitado, vivo con mucha serenidad y deseos de pasar por la vida haciendo el bien. Siempre he pensado que no se puede ser feliz si no son felices aquellos que viven cerca de uno mismo. Recuerdo aquel texto de la Escritura donde habla de la mujer que había encontrado la moneda que había perdido: ¡Felicitadme! Pues eso mismo digo yo en el día en  que voy a cumplir 63 años. Y solo pido a Dios un regalo en este día: Que guarde y proteja a mi madre y me la conserve durante muchos años más. Y solo eso porque no necesito nada más. Lo tengo todo si lo tengo a Él.

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