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Yo con mi cuerpo hago lo que quiero
Uno de los argumentos más recurrentes de las feministas y de los partidarios del aborto es éste “Yo con mi cuerpo hago lo que quiero” Y parece que es una opinión irrefutable. ¡Falso!
De aquí se deducen varias conclusiones:
Desde esta postura no se explica que las mismas feministas estén en contra de la prostitución. Vamos a ser coherentes: ¿Podemos o no podemos hacer con nuestro cuerpo lo que nos apetezca? Tenemos que aclararnos. Si podemos hacer lo que queramos con nuestro cuerpo está legitimada la prostitución, que es un indigno negocio con el cuerpo de los más débiles.
¡Falso! Dirá san Pablo, que nuestro cuerpo es, nada más y nada menos, que “templo” del Espíritu santo. Yo entiendo que lo que diga san Pablo no les importe mucho a algunos, pero desde una postura puramente humana y racional todos entendemos y vemos que un cuerpo es una maravilla, una obra de arte única, la sede de nuestros pensamientos y nuestras mejores acciones y creaciones y cuando algo nos duele o enfermamos lo sentimos muchísimo. Y no es para menos. ¡Qué maravilla es el cuerpo humano para ser lo que somos y lograr lo que pretendemos¡ Sin duda había que declararlo en la ONU y en la UNESCO, obra de arte protegida. Más o menos, eso es lo que hace san Pablo cuando lo declara “templo”. Un templo que hay que proteger porque es más valioso que una catedral. ¿O no? ¡Me lo expliquen por favor!
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