Dictadores de pacotilla y de ordeno y mando La fe odiada en Nicaragua

 Una situación “neroniana” en el siglo XXI

En los últimos días hemos sabido que el matrimonio patológico que gobierna  Nicaragua ha prohibido las procesiones religiosas en ese país. Toda una muestra de respeto a la libertad religiosa de los ciudadanos, que es un derecho fundamental. Par un pueblo tan religioso como ha sudo siempre Nicaragua resulta penoso que no pueda celebrar no solo una procesión sino ni un solo Viacrucis en este tiempo de Cuaresma Muy penoso. Es muy caprichoso el matrimonio que gobierna con mano de hierro este país que y forma parte de las dictaduras más despreciables de América latina. Estos señores confunden a este  país con un cortijo particular. Si algún día me pierdo no me busquéis en este país de gente tan sencilla y buena con dictadores tan tóxicos. No hay derecho.  Denuncio este odio manifiesto a la fe, a los creyentes y a la falta de respeto a los derechos humanos y denuncio con igual fuerza a todos aquellos que los apoyan y jalean o se inspiran en ellos para llevar este veneno ideológico a otros lugares como si fueran productos típicos del lugar.

La persecución ideológica contra la fe cristiana en Nicaragua está   llegando  a extremos neronianos. Monseñor Rolando está encarcelado en una prisión de máxima seguridad como si fuera un peligroso terrorista, condenado a 26 años y cuatro meses y monseñor Silvio Baéz, auxiliar de Managua, se ha tenido que exiliar a Estados Unidos porque su seguridad corría peligro. Cuanto más inseguridad tienen José Daniel Ortega Saavedra, desde 2007, y su señora  Rosario Morillo, que dicen que es mucho peor que él, más se acrecienta la persecución contra los cristianos. Están llegando a extremos semejantes a los primeros siglos del cristianismo. Y en España apenas hay ecos suficientes de lo que está pasando allí. Es una atrocidad que no tiene nombre. Nicaragua forma ya parte de esos países que van en cabeza la hora de perseguir a los cristianos e impedir sus derechos fundamentales.  ¡Una atrocidad! La represión es cada día mayor y sólo hay una razón para esto: La mentalidad fanática de esta pareja, con mentalidad comunista y tintes nazistas, que descarga su ira y su represión interior contra los cristianos escogidos como chivo expiatorio a su culpabilidad interior, fruto de sus frustraciones ideológicas y fanáticas. Un fenómeno que vemos también en Putin pero ahí contra los Ucranianos. Son personalidades tóxicas que solo pueden redimirse matando. Es para tenerles compasión porque sus sufrimientos y ansiedades son insoportables. Disfrutan sintiendo que los cristianos están sufriendo y pasando terror por sus amenazas. Son personalidades desestructuradas que necesitan un tratamiento de especialistas a los que nunca se van a someter ni incluso cuando se vean – y se verán como tantos otros- caídos en la vergüenza y el fracaso como sucederá más pronto que tarde. Su gobierno es un proceso hacia un sistema hitleriano que puede tener graves consecuencias y del que el silencio del mundo algún día se avergonzará. Son gigantes de hierro con pies de barro que caerán, pieza tras pieza, desmoronándose sobre sí mismos a modo de un montón de cenizas. Es solo cuestión de tiempo y lo veremos.

¿Qué se puede esperar de un político que ha dicho que ningún sacerdote u obispo le merece respeto porque la iglesia, con el papa incluido, es una mafia al servicio del imperialismo yanqui.  No se puede destilar tanto veneno y tan concentrado. ¿Y entonces qué es su gobierno?

Estos dictadores de pacotilla han expulsado a las Hermanas de la Caridad -solo con eso ya se retratan- han cerrado las emisoras de la iglesia por miedo a la verdad y a la pluralidad y están apresando a los sacerdotes, comenzando por el obispo Rolando, que está siendo un modelo de aceptación cristiana de su realidad y que bien merece ser candidato al Premio Nobel de la paz. En Nicaragua se confiesan católicos más de un cincuenta  por cien de la población. ¿Hay que acabar con ellos?  Sólo Estados Unidos ha reaccionado contra el gobierno de Nicaragua bloqueando cuentas de más de 500 altos cargos del régimen. ¿No os resulta sospechoso que en España, ante la situación de un país hermano, apenas se hable del tema y nuestro gobierno, que se dice progresista y defensor de los Derechos Humanos no haya dicho nada ni haya tomado ninguna decisión al respecto, ni lo  va a hacer, porque, en el fondo, sin poderlo decir, porque estamos en periodo electoral, simpatiza con estos gobiernos dictatoriales latinoamericanos. No en vano algunos de sus miembros se han ilustrado allí y cobran por ser asesores de estos y otros ortegas, maduros, castillos y castros. En estos días de Semana Santa la persecución contra los cristianos se acrecienta. Es un tiempo fuerte de la fe que hay que reprimir con más fuerza para conducirla a las catacumbas del silencio y el miedo. ¡Si supieran lo que esto ha supuesto en la historia del cristianismo se echarían a temblar. “Sangre de mártires, semilla de cristianos”, decía san Ireneo, y si ellos no pueden gritar lo harán hasta las mismas piedras.

Los hermanos tan queridos de Nicaragua, que rezan el Padrenuestro en nuestra misma lengua, deben saber que estamos muy cerca de ellos, que los sentimos hermanos nuestros y los gobernantes también deben saber que su tiempo de autócratas se está acabando. Tic tac tic tac tic…

Que se alce nuestra voz en España y en Europa entera para que nadie condene al silencio esta atrocidad, de lo contrario seremos cómplices de esas violaciones de los Derechos Humanos con los que aquí nos llenamos la boca.  Que los Derechos Humanos se abran paso en toda Latinoamérica, la tierra de los profetas y mártires monseñor Oscar Romero, Rutilio Grande, mártires jesuitas de El Salvador, Juan José Gerardi, Ignacio de Azevedo, Albertina Berkenbrock, Enmanuel Gómez González, Adilio Daronch y tantos otros.   Por una Nicaragua libre y despejada de dictadores, alcemos todos la voz.

 Que nuestra voz sea un clamor. Periodistas católicos, escritores, Medios de comunicación, reservad un hueco para hablar de la situación inhumana en Nicaragua. ¡Por el amor de Dios!

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