Un universo femenino Tras los muros del convento de las Jerónimas

Un patrimonio para el carisma

Con frecuencia pensamos que el patrimonio que se esconde detrás de los muros de los monasterios contemplativos es algo secuestrado para la contemplación y el disfrute del común de los mortales y reservado sólo a unas minorías. Pero en el caso de las Monjas Jerónimas no sucede así. Ellas son conscientes de que lo que poseen, después de dedicar sus vidas y su trabajo para encargar obras de arte para mayor gloria de Dios, de no escatimar esfuerzos en atesorarlas, custodiarlas y conservarlas en excelente estado, estas joyas del arte deben sacarse a la luz, para que sirva de alabanza a Dios a través de la belleza, y sea una manera de aproximarse al pueblo de Dios, para compartir lo que custodian y dar a conocer algo muy importante: su carisma. En palabras de su asesora jurídica, Pilar Rosselló, en su alocución de ayer en el acto de presentación, “La exposición de hoy es un testimonio inequívoco de la donación de las vidas de las monjas, con el resultado, entre otros muchos dones, de obras de arte, muebles, piezas de arte sacro que las monjas han pensado, han encargado, han pagado, dedicando sus vidas, sus dotes, todo para mayor gloria de Dios, a quien han dedicado la integridad de sus vidas. De aquí que estas obras lleven impregnadas esta sacralidad, esta donación, esta intimidad, esta vocación: su Carisma. Las obras de arte que hoy vemos están impregnadas del Carisma Jerónimo y rocían Carisma Jerónimo” Este acontecimiento de ayer da fe de que las monjas jerónimas son fieles a la Cátedra de Pedro –signo distintivo de San Jerónimo- y demuestra el seguimiento de las monjas a las directrices marcadas por San Juan Pablo II en el Motu Proprio “Inde Pontificatus Nostri Initio”, que se empeñó en afirmar cómo los bienes culturales no son sólo un patrimonio que ha de conservarse, sino un tesoro para darlo a conocer y utilizarlo a favor de la nueva evangelización, interpelando a los institutos de Vida Consagrada, “Familias Religiosas” de la Iglesia, como grandes promotoras de la cultura y del arte a favor de la fe, y depositarias de una parte importante del patrimonio de la Iglesia. San Juan Pablo II recordaba que cuando una comunidad vive intensamente su carisma éste irradia a través de las formas visibles de la cultura y del arte, están influidas por la intensidad de sus vidas y de sus testimonios. Por eso, las monjas jerónimas han defendido siempre su patrimonio frente a los intentos de ser despojadas de lo que es suyo, por la ambición o la ilegalidad de quienes se creen dueños de todo, en virtud de los cargos que ostentan. Las contemplativas Jerónimas son buenas pero no tontas y yo mismo soy testigo de esto. Buenas y sabias, demostrando con gala el máximo acierto en la gestión de su patrimonio, como ayer fue unánimemente reconocido en Córdoba. La Federación de Jerónimas de Santa Paula tiene la santa obligación de no dejarse intimidar por nadie que pretenda, como han pretendido ya, despojarlas de su patrimonio. Ellas son conscientes de que este valioso legado ha de ser dado a conocer a los demás y, por ello, están organizando, en colaboración con otras instancias civiles del mundo de la cultura, eventos para visibilizar su patrimonio y compartirlo con el pueblo de Dios, siguiendo los dictados de la Santa Sede. Primero fue en Mallorca en el Convento de Santa Isabel, -en litigio- donde expusieron obras de arte de inmenso valor, luego, en el Ayuntamiento de Palma, exponiendo los valiosos bordados de su colección, del mismo Antonio Gaudí, que les había hecho para sus altares con el fin de lucirlos en días festivos de especial relevancia. Se han ofrecido, además, conciertos con el órgano de la iglesia del Convento, donde ha actuado la gran Montserrat Torrent. Ahora han organizado una exposición en Córdoba, en el Archivo Histórico Provincial que tendrá lugar desde el 25 de abril al 15 de junio, con el lema: "Tras los muros del convento. Un universo femenino"; una exposición, como hemos dicho, que ha sido presentada ya, con grandes expectativas, y del que la prensa local se ha hecho destacado eco. La sociedad cordobesa y sus más altas instituciones rindieron ayer un homenaje merecido a las Monjas Jerónimas, manifestando unánimemente su admiración, respeto y agradecimiento, una vez más, por la donación de sus vidas a Dios a favor de la Ciudad de Córdoba. Esta exposición ha sido organizada por la Junta de Andalucía y el Archivo Histórico Provincial de Córdoba, con la inmensa colaboración del Monasterio de Santa Marta y la Federación Jerónima de santa Paula, que preside la Madre Natividad Sanz, quien ha confiado sabiamente en el gran trabajo desarrollado por el responsable de Bellas Artes de la Federación, Pere Terrasa Rigo, y su Abogada Mª del Pilar Rosselló Corró. Eduardo Lucena, delegado territorial de Turismo, Cultura y Deporte resaltó la importancia de la exposición y el papel esencial de las monjas en ella. Así dijo: “gracias a la magnífica labor desarrollada por parte del Monasterio de Santa Marta y de la Federación Jerónima que han querido abrirse y compartir con la sociedad su valioso patrimonio” Se trata de presentar cómo ha sido la vida de las monjas a través del tiempo en las valiosas piezas artísticas que se presentan. En su presentación ha estado presente la asesora y representante de la Federación de Monjas de la Orden de San Jerónimo, María del Pilar Rosselló, junto a representantes ilustres del mundo cultural cordobés: la catedrática de la Universidad de Córdoba, Doña Soledad Gómez, El Catedrático de la Universidad de Castilla La Mancha, Don Carlos Vizuete (quien ofreció un magnífico parlamento), Doña Alicia Córdoba, Directora del Archivo Histórico Provincial de Córdoba, y los comisarios de la exposición D. Miguel Ángel Sánchez y Doña Ana Mª Chacón. Una exposición para el deleite de todos y una manera de hacer llegar el carisma de san Jerónimo, a través una inteligente y acertada gestión de sus monjas contemplativas. Estamos seguros de que no será el último, porque el carisma de san Jerónimo es una riqueza tan grande y valiosa en la iglesia, que ha de ser dado a conocer de muchas formas posibles. Un carisma no está para ser secuestrado, sino para ser compartido de maneras diversas, y el arte es, sin duda, un cauce privilegiado.

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