"Un mercedario para un tiempo de nuevas cautividades" Alejandro Fdez. Barrajón: "¡El bueno de fray Florencio arzobispo! ¡Quién lo iba a pensar!"

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"Un arzobispo joven para unos retos de hoy"

"He conocido a obispos muy santos y sencillos y a otros, muy trepas y clericales, señores feudales, amantes del terciopelo y las puntillas, en estos tiempos de sinodalidad y necesaria humildad"

"Estoy seguro de que lo hará muy bien porque es un hombre de fe y muy cercano con todos. Como se dice mucho en mi tierra es un hombre 'campechano'"

"Florencio ha sentido siempre que los presos eran sus hijos y como un padre los ha acogido, promocionado y protegido para que sean tratados con la mayor dignidad."

Cumple muy bien eso que le pide a los obispos en la carta a Timoteo: "Que gobierne bien su casa teniendo a sus hijos con toda dignidad..."

Cuando se elige a un nuevo obispo, siempre traemos a colación aquellas palabras de la primera Carta a Timoteo: "Si alguno aspira al cargo de obispo, aspira a hacer una buena obra. Un obispo debe ser, pues, irreprochable, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, de conducta decorosa, hospitalario, apto para enseñar, no dado a la bebida, no pendenciero, sino amable, no contencioso, no avaricioso".

He conocido a muchos obispos a lo largo de mi vida y he trabajado, codo a codo, con ellos; sobre todo en mis años de presidente de CONFER y puedo afirmar que no todos cumplían esos requisitos de los que nos habla la primera carta a Timoteo. He conocido a obispos muy santos y sencillos y a otros, muy trepas y clericales, señores feudales, amantes del terciopelo y las puntillas, en estos tiempos de sinodalidad y necesaria humildad. Sí, he conocido de todo, algunos me han hecho sufrir mucho con su prepotencia y su autoritarismo. Que Dios los perdone.

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Conozco al P. Florencio, el nuevo arzobispo de Pamplona, desde hace muchos años. Cuando éramos estudiantes profesos ya tuvimos algunos encuentros de estudiantes mercedarios donde coincidimos. Más tarde nos vimos, siendo los dos superiores provinciales, él de Aragón y yo de Castilla, entre los años 2003 y 2015, y trabajamos muchas veces juntos porque una de las actividades que siempre compartíamos era un encuentro de gobiernos provinciales de las dos provincias mercedarias de España: Aragón y Castilla.

Asimismo, he coincidido con él en algunas ocasiones con motivo de los Capítulos Generales o de las reuniones de provinciales con el Maestro General de la Orden, en Roma o en América, donde la presencia mercedaria es aún muy fuerte.

Y puedo decir que siempre ha habido entre nosotros una relación muy fraterna y una amistad sincera. Creo que estoy capacitado, sin haber convivido nunca en una misma comunidad, para escribir una semblanza de Florencio que no falte a la verdad.

Cuando he sabido que ha sido nombrado arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela, evidentemente me he sorprendido. ¡El bueno de fray Florencio arzobispo! ¡Quién lo iba a pensar! Y después de la sorpresa me ha visitado la alegría. Un buen hombre para una buena y difícil causa. Como están los tiempos hoy no resulta fácil ser obispo. Pero estoy seguro de que lo hará muy bien porque es un hombre de fe y muy cercano con todos. Como se dice mucho en mi tierra es un hombre "campechano".

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Acostumbrado a una pastoral difícil y valiente, la pastoral penitenciaria que él siempre ha vivido y ha potenciado en su Provincia religiosa. Ha sido director del Secretariado de Pastoral Penitenciaria de la Conferencia Episcopal desde el año 2015. Recuerdo que me dijo en una ocasión el obispo anterior de Ciudad Real, que en paz descanse, el aragonés monseñor Antonio Algora, que venía de ser obispo de Teruel y Albarracín:"¡Qué buena labor penitenciaria realizáis los mercedarios en mi tierra." Pues bien, en gran parte, el culpable de esa labor era, sin duda, el P. Florencio, gran impulsor en su Provincia de esta pastoral.

Un arzobispo muy joven, de 61 años, que nació en Alcorisa. (Teruel). Ha pasado por Molins de Rey, Barcelona, el monasterio real de El Puig. Fue ordenado sacerdote en su pueblo Alcorisa, en el año 1986. Ha pasado por el Hogar Mercedario de Barcelona, donde se acogen a presos en permiso o en libertad condicional. Cumple muy bien eso que le pide a los obispos en la carta a Timoteo: "Que gobierne bien su casa teniendo a sus hijos con toda dignidad..."

Florencio ha sentido siempre que los presos eran sus hijos y como un padre los ha acogido, promocionado y protegido para que sean tratados con la mayor dignidad. Ha desempeñado también trabajos pastorales en diversas parroquias y, sobre todo, en las cárceles: El Puig, Castellón, Alicante y ha coordinado masters en pastoral penitenciaria. En 2015 le encomiendan la dirección del Departamento de Pastoral Penitenciaria de la CEE y vicepresidente de CONFER Diocesana en Castellón.

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Sus primeras palabras ya son indicativas de cómo es el nuevo Arzobispo de Pamplona: "Estaba en la cárcel cuando recibí los mensajes y llamadas del señor Nuncio Apostólico de su Santidad en España. Agradezco a la Orden de la Merced todo. Soy lo que soy gracias a mis formadores, a mis superiores y a mis hermanos de comunidad... Os ofrezco mi disponibilidad para caminar con todos vosotros...Os pido vuestra oración. Me siento pequeño".

La noticia ha corrido como la pólvora entre todos los hermanos y hermanas mercedarios de España y del mundo entero donde estamos presentes. Desde ahora, muchas comunidades de hermanos y hermanas contemplativas elevarán su oración por el P. Florencio, para que su obrar sea evangélico como el de Mateo 25 que es el texto evangélico donde la Orden de la Merced bebe y se inspira en su carisma redentor: Estuve en la cárcel y viniste a visitarme.

¡Muchas felicidades! Cuenta con nuestra oración y colaboración en lo que sea posible.

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