Nunca entendí que la fiesta por excelencia del amor de Cristo, hecho alma y corazón, que es el Corpus, se viera empañada por esta otra fiesta tan material centrada solo en su corazón. El sagrado Corazón de Jesús:¿Una espiritualidad trasnochada?

 Se quiere levantar una imagen del sagrado Corazón en Vigo con un presupuesto de 100.000 euros en estos tiempos de crisis emergente y descontrolada.

Hace unos días me ha llegado por correo una bandera de la organización “Enraizados”, que no conozco en profundidad, que tiene grabado en el centro un  corazón con llamas y una cruz y la inscripción: “Reinaré en España. Viva Cristo Rey”. Una bandera muy parecida, sino igual, a la que portaban los Requetés en la Guerra Civil española.

El envío ha sido gratuito, sólo me piden un donativo voluntario y que la ponga en mi balcón. Confieso que no la he puesto. No lo veía muy claro.

 La noticia de que se va a levantar una imagen del Sagrado Corazón de Jesús en Vigo, por un precio de unos 100.000 Euros, me trae  a la memoria algunas reflexiones que siempre me he hecho y nunca he sacado a la luz. Hoy lo hago consciente de que no faltará  quien no lo entienda o, peor aún, a quien le parezca mal. No lo hago, lo aseguro, con la intención de molestar  a nadie y pido perdón de manera anticipada si lo hago.  Quiero, simplemente, compartir impresiones  y reflexionar juntos sobre este hecho y sobre el sentido que puede tener, o  no, esta espiritualidad, que está, por cierto, bastante arraigada en muchos creyentes de España y que yo respeto, como no puede ser de otra manera.

 Pero veamos:

Nunca entendí que la fiesta por excelencia del amor de Cristo, hecho alma y corazón, que es el Corpus, se viera empañada por esta otra fiesta tan material centrada solo en su corazón. ¿Es que la fiesta de su Cuerpo y su Sangre no refleja suficientemente el amor inmenso de Cristo  a la humanidad? ¿Por qué entonces repetirla de manera más empobrecida?

Por otra parte, siempre me ha parecido curioso que haya una especie de corriente, no estructurada, de sacerdotes y algún que otro obispo, que cultiva en torno a esta espiritualidad una corriente desfasada, a mi entender, y muy lejos del Cristo encarnado que necesita hoy más que nunca la vida cristiana para hacerse más atractiva y creíble. No es que esté mal colocar placas de metal en las puertas de las casas con la imagen del sagrado Corazón diciendo que reinará en esa casa o que se “entronice” la imagen de Cristo Rey en los salones de los hogares. No lo veo mal, pero si eso no va acompañado de una labor social cercana, compasiva y misericordiosa todo se queda en agua de borrajas. El amor inmenso de Cristo no puede limitarse a una imagen por muy hermosa que sea. El amor de Cristo se manifiesta amando.

Gastar en estos tiempos de crisis galopante esa cantidad de dinero en una imagen de piedra, cuando están sufriendo tantos cuerpos de carne, imágenes del mismo Dios, me parece algo cuestionable, al menos. En el octavo centenario de la Merced, que hemos celebrado hace tres años, también surgió la propuesta de construir una gran imagen a san Pedro Nolasco, nuestro fundador, pero enseguida fue descartado cuando nuestros historiadores nos contaban cómo la Orden llegó a vender hasta sus vasos sagrados de oro y plata para poder rescatar a los cautivos, sufrientes a causa de su fe. Nada hubiera alegrado tanto a nuestro santo fundador cono redimir a los cautivos que fue el carisma y el legado que nos encomendó con la gracia del Espíritu Santo, origen de todos los carismas.

 Una gran difusora de esta espiritualidad es santa María de Alacoque, que en sus visiones cuasi místicas, habló de los muchos beneficios espirituales de la devoción al sagrado Corazón de Jesús: una de ellas que tampoco he entendido demasiado es esa de comulgar los nueve primeros viernes de mes continuos para que Dios conceda la gracia de la perseverancia hasta el final. Y a los que no comulguen esos viernes seguidos no se las concederá? ¿No es una especie de “chantaje” a Dios? Y esa otra que dice: “Bendeciré las casas en que la imagen de mi sagrado corazón esté expuesta y sea honrada. ¿Y qué sucederá en las que no esté?

¿La vida cristiana no tiene el peligro al final de reducirse a estas cosas tan superficiales?

Son los jesuitas los que más difundieron e iniciaron esta espiritualidad en España y de aquí pasó a la América hispana.

España está consagrada al sagrado Corazón de Jesús en el Congreso Eucarístico de 1911. Hubo una consagración más solemne y oficial en el Cerro de los Ángeles, centro aproximado de la península Ibérica,  el día 30 de mayo de 1919, ante miles de personas. La imagen allí levantada fue bendecida por el nuncio de entonces, Francesco Ragonesi. Recientemente, en el año 2019, fue renovada esta consagración por don Carlos Osoro, arzobispo de Madrid, con la presencia de numerosos obispos.

En definitiva, una espiritualidad que ha cuajado en el pueblo español, muchos santuarios y revistas dedicadas al sagrado Corazón, dan fe de ello, pero que no suscita en mí un gran interés y me sugiere que detrás hay una espiritualidad rancia y poco evangelizadora en los tiempos que vivimos, más de formas, como la bandera que no voy a poner en mi balcón, que de fondo como la obra misionera y entregada que mi amigo y hermano mercedario, Tomás, con su comunidad, lleva a cabo con los “niños limpiabotas” de la calle, en la zona más marginada de santo Domingo. Ésa bandera sí la pongo en mi balcón y en mi Blog desde ahora mismo. Porque “obras son amores y no buenas razones”

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