El ayuno y la Sexta

Es la puerta que a menudo deberíamos dejar más cerrada y sin embargo tanto nos cuesta. Hay que ser fuertes para  mantenernos, siquiera de vez  en cuando, sin abrir  el frigorífico, alejados de la despensa. Reconozco que me cuesta vencer ese atavismo, cobrar pleno gobierno sobre  la ansiedad y sin embargo tanto nos jugamos en ello. Pido a Dios  esa  fortaleza que quisiera y no tengo.

El ayuno bien secuenciado y controlado trae paz y salud a nuestras vidas. Por lo general y salvo excepciones, nos  hace mucho bien, no sólo  a nuestro cuerpo  físico, sino también al resto de nuestros cuerpos. Al cuerpo físico le procura descanso, la  posibilidad de regenerar  sus células, órganos y tejidos. Al cuerpo  etérico le  agotan nuestras  comilonas y agradece  también el reposo que le permite revitalizarse. Por lo demás el ayuno nos  ayuda  a enseñorearnos, a cobrar  pleno  gobierno sobre nuestros instintos y  deseos. El ayuno acompañado de otras prácticas procura claridad mental y  paz  espiritual. No decimos nada nuevo; sólo lo que han postulado desde siempre todas las corrientes naturistas de salud y las espiritualidades serias.

La secuencia más recurrida es de un día  por semana. La práctica del ayuno está  avalada  por todas las tradiciones espirituales rigurosas de todos los tiempos. Era a todas luces recomendable para la salud de nuestros sobrecolmados e intoxicados cuerpos, sólo hasta  ayer, hasta que vino la Sexta. Ayer  a la noche emitieron un  programa en la popular  cadena dedicado en exclusiva  a  arremeter contra esta  práctica inmemorial. Lo vi un poco por curiosidad. Constaté con tristeza tamaña pérdida de norte de  nuestra  sociedad consumista y materialista actual.

Cinco jóvenes  modernos, desenfadados y guapos  denostaban este gran aliado de la salud humana. Se metían en sus casas y sólo  daban cuenta de lo fatal que se lo estaban  pasando disminuyendo la  ingesta. La falta de seriedad gobierna muchos medios.  La superficialidad al servicio de una insaciable sociedad  que por nada del mundo debe parar de consumir, se extiende  sin freno.  ¿Quién pondrá coto a la frivolidad? Se ha perdido el respeto por la sabiduría antigua, por lo que el conocimiento  sin tiempo susurra también al humano de hoy con tripa saturada. La  ciencia divina  nos invita  a una mesura siempre sana, a  sumirnos en la ley  equilibradora del ritmo. A un tiempo de ingesta continuada ha de suceder un tiempo, siquiera  breve, de descanso. La sabiduría inmanente a todas las tradiciones no sabía que un día  llegaría la Sexta a  cuestionarla, ridiculizarla y tratar de acallarla. 

La  cruzada mediática empeñada en tumbar las prácticas  naturales es ya sin cuartel, ni respeto. "El País" también se ha  sumado a esta actitud irresponsable.  De alguna  forma hay que vender  la “artillería pesada”  para  combatir después las enfermedades, las  que siempre han sido y las que ahora están surgiendo. El mundo frívolo poco sabe del poder del ayuno y del recogimiento unidos, pero cuanto menos debía respetarlos. Sin respeto a tan  antiguas y sagradas pautas de vida natural no podemos ir muy lejos. A menudo las televisiones no nos  forman, sino todo lo contrario, hinchan de lo que no debieran mente y estómago. En este caso la Sexta y País abanderan la incomprensible batalla, pero la verdad se irá haciendo. No tenemos de ello ninguna  duda, por más que la ignorancia acapare ahora foco. Ojalá esa imprescindible luz logre avanzar sin tanta  cuota de dolor, enfermedad y extraños virus…

Lo sobrio y natural, lo austero y por ende solidario con los que nada encuentran en su plato, con los que no han de resistirse a abrir una puerta que no tienen, ganará el futuro.

Artaza 14 de Enero de 2021

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