#LectioDivinaFeminista PORQUE TANTO AMÓ DIOS AL MUNDO…

PORQUE TANTO AMÓ DIOS AL MUNDO…
PORQUE TANTO AMÓ DIOS AL MUNDO…

IV DOMINGO DE CUARESMA (laetare)

Jn. 3,14-21

Con muchísima alegría vuelvo a compartir la fe con ustedes hermanas de camino, en este domingo llamado: DE LA ALEGRÍA. Pues…  ¡vendrá ya venciendo al dolor!

Al orar este texto del Evangelio de San Juan, resuena en mi mente y en mi corazón: “PORQUE TANTO AMÓ DIOS AL MUNDO QUE LE DIOS A SU HIJO UNIGÉNITO” esta primera idea me lleva a valorar el infinito amor de DIOS, mismo que veo encarnado en tantas MUJERES que han amado tanto, tanto, tanto… Tú Mujer hermosa que sabes amar incondicionalmente, que sabes esperar, que sabes entregarte por amor, que perdonas por amor y aun por amor saber poner límites; ahí veo el amor de Dios.

 Mira que es el Padre loco de AMOR, que se compadece de la humanidad y sabe que el único camino de redención es enviar a su único Hijo para SALVARNOS. ¡Que amor tan inmenso! ¿De qué serías capaz de desprenderte por amor a los demás? ¿Cómo retribuyes en tu vida este regalo que recibiste de la SALVACIÓN POR MEDIO DE CRISTO JESÚS?

Es que tu sola vida Mujer es amor, es entrega, es renuncia, es reflejo del amor de Dios, es oportunidad, es abandono en ese Padre que nos ha amado tanto: ¡ALÉGRATE! Ya pasará, ya terminará tu llanto, tu espera, tu dolor y solo te regocijaras en la alegría de tu Señor.

“PORQUE DIOS NO HA ENVIADO A SU HIJO AL MUNDO PARA JUZGAR AL MUNDO”

Es el otro, soy yo, somos todos, es el mundo, el encargado de juzgar, de criticar de acusarnos unos a otros, de crear guerra en nuestra casa llamada TIERRA. ¡HO DIOS, ENSÉÑANOS A NO SER JUECES DE LOS DEMÁS, A NO SEÑALAR, A SABER, ESPERAR EN TU JUSTICIA! Esta es la trampa que ha menudo nos quiere ponernos el diablo para: juzgar, señalar y excluir. Y, si Dios amó a todos y para todos envió a su HIJO, ¿Quiénes somos para rechazar a los demás? Dios por esencia es AMOR, y apasionadamente nos amó que no quiso abandonarnos a nuestra suerte, por ello estoy convencida que como sufre  una madre por la pérdida de su Hijo, así nuestro Dios se desprendió sufriendo,  de su único Hijo para ayudarnos a nuestra salvación.

Hoy abracemos LA LUZ esa luz que nos empuja a seguir luchando con valentía en este mundo lleno de guerra, esa luz que refleja cada mujer simplemente porque Dios vive en ella; y cuando una mujer ama, es una guerrera forjadora de paz, de fraternidad, de confianza, de unidad y esta será nuestra carta de presentación cuando seamos llamados a la presencia del Padre, pues como dice SAN JUAN DE LA CRUZ: “EN LA TARDE DE LA VIDA SEREMOS EXAMINADOS EN EL AMOR…” o como también nos dice SAN AGUSTÍN: “AMA, Y HAZ LO QUE QUIERAS…” Las mujeres que aman, son IMPARABLES, sigamos entonces en esta subida a Jerusalén con nuestro Jesús.

Volver arriba