#25N2024 ARREBATADA
| Martha Eugenia, Mujer Mariposa
"A cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgara al cuello una piedra de molino de asno y que se le hundiera en lo profundo del mar." Mt 18,6
Tiene 22 años, la mirada perdida en su rostro delgado, lenta recoge basura. Cerca de ella tres hombres hacen lo mismo. Los movimientos femeninos son torpes y de vez en vez se oye la voz de alguno de ellos que gritándole le dice: —Estúpida fíjate lo que haces—. Ella alza la mirada temerosa, aunque inmediata la baja y se esfuerza por hacer lo que le piden.
Lleva 72 horas desde que fue arrebatada de la banca de ese parque donde cada mañana se sienta por horas, hasta que el hambre o la sed la obligaban a deshacer el camino para regresar a su casa. Un cuartucho que comparte con otros cuatro hermanos, de los cuales otra también está como ella, las dos acusan un retraso mental de unos doce años, mientras sus cuerpos femeninos en la década de los veinte; un sobrino de un año, traído al mundo por un padre golpeador y la única hermana sana de sus facultades mentales pero rota por el engaño del padre de su hijo que después de cohabitar con ella, la llenó durante dos años de maltratos físicos, emocionales y mentales, hasta que esta joven madre apenas saliendo de la adolescencia tuvo la valentía de regresar a la casa materna. Uno de sus hermanos con doce años, es un jovencito rebelde, grosero que inconforme por no tener lo que desea, agrede a su madre y a sus hermanos, de la misma forma en que su padre ausente cuando se le requiere apoye para la manutención de él y su hermanito de siete años lo hace con su mamá llenándola de insultos cuando le llega a soltar los 50 o 100 pesos. Hasta que en el futuro, uno o dos meses después, se vuelva a repetir la escena. Así que mostrándose arbitrario, grosero y a veces golpeador hace la vida miserable a los siete habitantes de su cuartucho. En tanto la madre soltera de 40 años y con una discapacidad visual severa, se desvive por mantener unidos a sus cinco hijos y ahora también al pequeño nieto en esa covacha llena de ira, desaliento, soledad y hambruna.
Viviendo en esas condiciones, la joven débil mental se sale de su casucha en cuanto su madre muy temprano parte para el trabajo en busca del pan para ese día. No obstante, se detiene por un momento recordando las recomendaciones maternas: Quédense aquí dentro, levanten los cartones y cobijas donde duermen, lávense, cámbiense y laven la ropa que se quiten. Esperen a que su hermana (la mamá del pequeño) prepare el desayuno y hagan caso de su abuela (la cual vive en otro cuarto a unos metros del suyo, pero que no quiere y puede cuidarlos, porque ella carga con otra historia de maltrato físico, mental y psicológico de parte de los hombres de su familia. Pero aún en esas circunstancias sigue dando preferencia a sus hijos y nietos varones, aunque también sea víctima de su maltrato).
Es delgada, lleva un gorro tejido cubriendo la cabeza rapada, pues como no le gusta peinarse, esa fue la alternativa que su mamá, encontró para que no se llene de piojos, liendres y se vea más presentable. Le gusta sentarse en esa banca donde ve pasar a la gente, cercana a la iglesia de su colonia. Tal vez el sonido de las campanas llamando a misa le trasmitan un poco de paz de la que adolece en casa. Fue vista por última por su mamá el pasado martes cinco de noviembre de este año 2024, al salir al trabajo. Y aquélla al regresar en la tarde noche, se encontró con la novedad de que su hija no había regresado como otras veces lo hacía.
Han pasado 39 horas aproximadamente desde que la joven MUJER fue vista por última vez, lapso lleno de de angustia e incertidumbre, la madre desesperada se comunica con quienes con anterioridad ha trabajado y a lágrima viva, pide oración. En el fondo, la persona que recibe la petición, conociendo su precariedad sabe y siente su dolor y preocupación, es MUJER y madre y sabe a lo que está expuesta la joven extraviada con su discapacidad mental. Así que se une en una búsqueda angustiosa. Reportarla ante las autoridades competentes, a la madre, darle consuelo emocional dentro del marasmo de incertidumbre que hay, apoyarla económicamente, pues sabe perfectamente que no hay los recursos ni siquiera elementales para los pasajes de los medios de transporte para ir a buscarla o reportarla. Y lo más, sumarse a la petición desgarradora de la madre que desde su perspectiva piensa que la oración puede ser mágica y resolver la pérdida que vive.
Es siete de noviembre, son las diez de la noche.
En uno de los servicios de búsqueda de personas extraviadas vivas o difuntas, después de hacer el reporte, indican que hay que comunicarse por teléfono cada seis horas o antes para dar seguimiento a la indagación. Por cada vez que se realiza una de esas llamadas, se contiene el aliento, y los minutos que tardan en dar respuesta, se convierten en infinidad de incertidumbre y dolor emocional, que quedan parcialmente apaciguados, con la respuesta de "no encontrada ni viva ni muerta. ¡Todavía hay esperanza!"
Se inicia el tercer día desde la desaparición y hay que continuar. Entonces a las nueve y media aproximadamente, recibe una llamada de otra MUJER que es madre de una excompañerita de escuela con igual discapacidad mental, comunicando que la joven extraviada, ha sido vista en un basurero, pepenando junto a tres hombres y se nota drogada. Ubicado dos colonias más allá de donde fue vista por última vez.
Este aviso lo trasmitió una joven MUJER desconocida a través de sus redes sociales, que sorora y probablemente sin saber lo que esto significa, pero sí llevándolo a cabo respondió al llamado angustioso de la mamá de la excompañerita que posteó la imagen de la desaparecida en las redes sociales. Avisando que había visto a una joven muy similar cuando pasaba cercana al basurero. Entonces la MUJER mamá de la excompañerita, avisó inmediatamente a la MUJER mamá de la jovencita extraviada y además sabiendo de la búsqueda por parte de otras MUJERES que unidas lo hacían, también se dio a la tarea de comunicárselos por teléfono.
Con el alma en un vilo, se esperó la confirmación del encuentro de la joven MUJER con discapacidad mental. Así fue, contra toda esperanza fue encontrada, como signo de la respuesta amorosa y cuidadosa depositada a través de la oración en la MADRE/PADRE celestial y en su respuesta misericordiosa.
Ahora cuestionamos: Dónde queda la protección para este tipo de MUJERES niñas con deficiencia intelectual, dónde está el apoyo para sus MUJERES madres que viviendo en extrema pobreza tienen que lidiar solas para cobijar a su familia. Dónde está para todas aquéllas que no regresan a casa o son encontradas ultrajadas y/o muertas.
Las MUJERES protestamos pidiendo, exigiendo SEGURIDAD PARA CUALQUIER MUJER que por sus circunstancias es vulnerable y también para cada una de nosotras MUJERES que nos desplazamos por diversos lugares.
Martha Eugenia
Mujer Mariposa.