#AdvientoFeminista2025 CARTA A LOS OBISPOS DE MÉXICO

CARTA A LOS OBISPOS DE MÉXICO
CARTA A LOS OBISPOS DE MÉXICO


Hermanos Obispos mexicanos: he leído y reflexionado, a la luz del Evangelio, su mensaje al Pueblo de Dios, producto de la Asamblea Plenaria CXIX ( 2025)


En la tercera parte del documento que denominan: Realidades que no podemos callar en el contexto mexicano actual, analizan “la realidad mexicana” sin que cuestionen el sistema económico neoliberal ni a los gobiernos que lo sostuvieron y que son el resultado de las causas de la problemática actual en nuestro país. Analizando el documento no localice que hayan encontrado UN solo acierto del gobierno. La arrogancia les impidió ver a los trece millones y medio de personas que han logrado salir de la pobreza, y que seguramente, entre ellos y ellas, hay millones que profesan la religión católica y que hoy tienen una vida mas digna.


La narrativa sobre la realidad en México Ustedes dicen: “se nos dice que…”. Hago mía el análisis de la carta abierta a la CEM, https://www.facebook.com/share/174YsjbUYo/?mibextid=wwXIfr
disponible para su consulta en la revista CHRISTUS de fecha 26 de noviembre de 2025, quienes mencionan que:
“Se nos dice que…”. ¿Quiénes son aquellos que nos dicen esos discursos? ¿Es el gobierno? ¿Un partido en particular? ¿Provienen de la sociedad civil? ¿Provienen de grupos conservadores que buscan deslegitimar la administración actual?


Tal vez, queridos hermanos obispos, les falta dejar a un lado el báculo, la mitra y darse un baño de pueblo, ensuciarse los pies , ir a las comunidades para preguntarle a ese pueblo , al que hoy se dirigen qué significan para ellos y ellas esos programas sociales que desde el púlpito se satanizan.
Les falta, tal vez, releer los evangelios y entender bien Medellín, Puebla, Evangelii Nuntiandi, Evangelii Gaudium, donde se habla explícitamente de ser Iglesia profética y lo coloca como núcleo de la evangelización.
A propósito, ¿qué hizo la Iglesia de México por el genocidio al pueblo palestino, para llamar a tomar conciencia y mover a la solidaridad?

Recordé a José, un sacerdote jesuita, que hace más de tres décadas me enseñó a abrir el periódico —en aquel tiempo La Jornada—, leer las notas principales y, sobre eso, reflexionar sobre el Evangelio. A propósito de su carta, encuentro dos palabras que son la clave para mi reflexión : la centralidad de la Buena Nueva. La proclamación del kerigma que pasa por la opción preferencial por las y los pobres, y la pregunta obligada es: ¿qué tendrá que ver con “por el bien de todos, primero los pobres”?


Los valores evangélicos no pasan por la bendición de las sotanas, pueden y pasan por hombres y mujeres con conciencia social, sin que necesariamente sean creyentes o practiquen alguna religión.
Celebro que nos convoquen al diálogo y a la paz, recordando las palabras de nuestro querido Papa Francisco: “La patria es un don, la nación una tarea” (2010). Me pregunto: ¿por qué sus voces callaron ante quienes piden el apoyo de Trump para invadir México? ¿Por qué no convocaron para defender la soberanía de nuestro país?
Como bien lo señalan nuestros hermanos/as que suscriben su posicionamiento en la revista CHRISTUS antes mencionada:
“Sabemos que faltan muchas cosas para mejorar la vida del pueblo, pero el Evangelio nos impele a decir la verdad en estos asuntos y se debe reconocer el esfuerzo que han hecho miles de ciudadanos/as, entre ellos muchos cristianos, católicos y hombres y mujeres de buena voluntad con convicciones similares a las nuestras, para tener actualmente un gobierno que promueve el humanismo mexicano y que tiene como prioridad a los pobres, así como también la Iglesia con su opción preferencial por los pobres”.


Con enorme indignación, escuché al Obispo Juan Espinoza Jiménez, de Aguascalientes, en su homilía dominical sobre el Adviento y la carta pastoral que ustedes comparten, señalar que: “ LAS DÁDIVAS DEL BIENESTAR ESTÁN MINANDO LA ECONOMÍA NACIONAL “ Me vi obligada a revisar si efectivamente ese video correspondía al obispo en mención. Proliferan en las redes sociales los llamados fake news, debido a que su homilía, pronunciada desde el privilegio del púlpito de un obispo, corresponde más al discurso escuchado decenas de veces a Alito Moreno, a Brozo y a Loret de Mola… Para mi sorpresa, sí lo dijo.
Cobró, para mí sentido, la expresión «sepulcros blanqueados», metáfora que emplea Jesús en el Evangelio de San Mateo para comparar a los fariseos con sepulcros relucientes por fuera, pero llenos de podredumbre.
Sr. Obispo: no son dádivas, son derechos constitucionales; y, en lenguaje evangélico, son actos de justicia que restituye dignidad a quienes el sistema ha dejado atrás.

Finalmente, una carta pastoral tiene el objetivo de que su mensaje tenga eco en el pueblo y que se actúe en consecuencia. Es, por naturaleza, una invitación a la acción y al compromiso concreto. Por eso me pregunto: ¿cómo se atreve usted, desde el púlpito, a prostituir el mensaje de Jesús señalando —en nombre de una supuesta “voz profética”— que los programas sociales hacen daño a la nación?

Si de verdad cree que “las dádivas del bienestar están minando la economía nacional”, entonces, por congruencia pastoral, usted, Sr. Obispo, tendría que instruir a sus feligreses a que:
Le diga a quien debía un millón de pesos en INFONAVIT que rechace la condonación de su deuda.
Le diga a Martina Pérez, madre de un hijo con discapacidad, que renuncie a lo que usted despectivamente llama “dádiva” y que nosotras llamamos derechos, para no “afectar” la economía nacional. Le diga a Pedro Pérez, albañil, y a los millones de trabajadores y trabajadoras de México que, por primera vez en su vida, recibieron un incremento del 125 % en su salario, que no acepten el siguiente aumento, para no dañar la economía nacional. Le diga a Doña Conchita, que vive en la colonia Tierra y Libertad, que renuncie al derecho que le concede el artículo 4º constitucional —su pensión de adulta mayor, con la que compra pañales para su esposo enfermo— porque, según usted, también eso afecta la economía nacional.

Les diga a los pocos jóvenes que aún participan en los coros parroquiales que rechacen las becas “Sembrando Futuro” y cualquier apoyo para estudiar. Les diga a quienes sueñan con adquirir por primera vez una vivienda, y a 1.2 millones de personas que esperan la construcción de sus hogares, que tampoco acepten esas casas. Les diga a las y los ejidatarios de Constitución, en Buenaventura, Chihuahua, que se rebelen contra la Ley del Agua y se sumen a Julián LeBarón, quien mantiene 9 pozos clandestinos para regar huertas nogaleras, pozos que secaron el agua potable de 5 mil personas y dejaron sin agua a las escuelas de la comunidad. Les diga a las comunidades originarias —Yaqui, Rarámuri, Ódami, entre otras— que rechacen las 53 000 hectáreas restituidas a pueblos indígenas en todo México.


Ustedes afirman en su carta: “sepan que caminamos con ustedes, que somos pueblo con el pueblo”.
Si realmente desean caminar con el pueblo, como dicen, dejen de intentar construir en el imaginario colectivo una realidad que no corresponde a la experiencia cotidiana de millones de mexicanas y mexicanos.
Les invito a escuchar a Juan el Bautista, quien nos exhorta a la conversión que etimológicamente significa cambio de mentalidad. Es decir: tomen conciencia y recuerden el sueño de Jesús —un sueño de sororidad y fraternidad— nos recuerda que la exclusión genera injusticia, rompe la comunión y hiere el proyecto de Dios. Por eso, hermanos Obispos, reflexionen y conviértanse.


Amén.
LUCHA CASTRO
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