#cuaresma2024 Caminante

Caminante
Caminante

"Caminante se hace camino al andar".

Fuiste una rebelde desde tu nacimiento, tuviste un carácter determinado, creativo, decidido, impetuoso que te caracterizó toda tu vida.

Convivimos por 52 años y desde que te recuerdo conscientemente, unos 49, tu caminar siempre fue la guía de mi ser. Fuiste la matriarca de la familia. Tuviste el arrojo y la fuerza para luchar por ideales de justicia y de paz, aún a costa sacrificar los propios.

Cuando supiste por medio de dos de los tuyos, de la miseria, de las necesidades de muchos que no conocías pero que vivían en situaciones de pobreza extrema, tu corazón se condolió y con la característica que te marcaba de ayudar al prójimo desde que eras una adolescente, a partir de cuándo tenías 51 años emprendiste la tarea titánica de iniciar un camino que recorrerías por los próximos 20 años, hasta casi el final de tu vida.

Por cinco años uniste tus esfuerzos con esos dos amores para aliviar dentro de tus posibilidades, las penurias económicas de los que te contaban las vivían. Pero cuando tenías 56 años fuiste tocada de manera sensible por el Espíritu Santo que habita en cada bautizado, y entonces a partir de ahí no sólo era tu deseo de ayudar al prójimo, al necesitado. Sino guiada por el Paráclito, entonces con cabal fuerza y bajo su luz y conducción te convertiste en una caminante que luchó incansablemente por llevar consuelo, esperanza y alegría a los necesitados.

Fuiste una caminante infatigable. Eras la primera en pararte y la última en dormirte, apenas lo necesario dos, tres horas para lograr los propósitos que tenías bien clarificados. Esos eran, convivir con la gente de la comunidades indígenas y hacerles sentir la presencia de Dios altísimo aun en lo precario de sus vidas.

Tu mano izquierda no supo muchas veces lo que hizo tu mano derecha para llevar un pan al pobre, pero aún con tu discreción, los que te rodeábamos, observábamos tu trabajo incansable en pro de los necesitados, de los enfermos, de los disminuidos físicamente .

También muchos de los que te rodeábamos podemos testimoniar como la misericordia del buen Señor se mostraba en tu vida continuamente, para que  pudieras proseguir en tu proyecto de ayuda que realizaste por dos décadas, sostenida por el Señor en su Palabra y con la constante Eucaristía.

Para ti, no había imposibles, ni trabajos insuperables, si con ello se lograra un beneficio para alguno de los que sin conocer, sabías lo necesitaban.

Fuiste ejemplo para los tuyos. Aún los que no se querían involucrar tanto, no por eso dejaban de percibir, tu trabajo, tu esfuerzo, tu ahínco y tu determinación.

Contaste con el apoyo de un esposo que se dejó guiar por tu fuerza en pro de los necesitados. Él fue tu sostén incondicional en las muchas iniciativas que tu mente continuamente generaba para lograr mejores beneficios.

Con tu ímpetu lograste contagiar a tus hijos, a tus yernos, a tus nueras, a tu nietos, a tus amigos, a tus hermanos de comunidad, a tus sacerdotes y a extraños. Cada uno desde sus circunstancias fueron baluartes para conquistar los objetivos.

Trabajabas incansable durante todo el año para en Semana Santa llevar a cabo lo que denominaste "la misión". Y así por cuatro lustros.

Los que te acompañábamos y trabajábamos contigo en esas misiones, fuimos testigos de cómo la presencia misericordiosa de Dios, permitía que alcanzara para cada uno de los integrantes de esas comunidades indígenas, tan necesitadas de todo.

Eras una estratega capaz, lo que muchas veces pensábamos uno u otro de los que te rodeábamos no sería posible, tú te esforzabas tanto que cuando nos mostrabas que se había logrado, sencillamente nos decías: "Mi Jesús amado por delante y tú, piensa en aquellos que lo necesitan. ¡Esfuérzate, comparte, ayuda!"

En esos caminos rurales parecías incansable. Muchas veces llegábamos exhaustos a la comunidad después de haber caminado por horas a través de parajes  difíciles y tú siendo de las más grandes en edad, parecía que rejuvenecías en vigor, porque organizabas lo necesario para la convivencia con la comunidad visitada, además de liderar y resolver todas las eventualidades de los tuyos que te acompañábamos. Siempre cuidadosa de tus familiares y amigos.

De dónde te salía tanto amor, pues creo de sentirte y saberte amada por tu Jesús, como decías. Pero ese amor salía a caudales para cualquiera, para los tuyos, para los necesitados, para los enfermos, para las comunidades, para cualquiera que lo requiriera.

Nos enseñaste que dar te hace rico, que compartir es ir creando bendiciones en la vida, que trabajar en el servicio por el otro de manera amorosa es para lo que fuimos creados.

Gracias "Caminante" por tu camino que ha dejado huella en muchos.

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