#sentipensares DAME VIDA PARA CONOCERTE

DAME VIDA PARA CONOCERTE
DAME VIDA PARA CONOCERTE

La semana que viene se inician los cursos de biblia,... Ahí estaba en ese febrero de hace 34 años, escuchando el aviso parroquial, invitando a tomar las clases en el Colegio Bíblico Servita en mi parroquia la Divina Providencia.

Era mi primera salida, después de una cuarentena convaleciendo. Era como si Tú, Dios altísimo, me dijeras: Yo te he escuchado, ¿quieres cumplir tu anhelo?

Todo había empezado en el anterior mes de mayo, en ese encuentro crucial contigo que eres AMOR. Llegué arrastrándome emocional y espiritualmente, salí con la cabeza en alto, sabiéndome, sintiéndome amada por Ti, Madre/Padre celestial.

Me acercaste a Ti, con la ternura abrazadora de tu ser diciéndome: "Con amor eterno te he amado" Jer 31,3 y me costó tres días de cercanía para querer saber porqué me decías eso en esa etapa caótica de mi vida. Cada vez que recuerdo como te interpelé a Ti que eres el Amor, me cohíbo por mi atrevimiento y te amo más, por tu paciencia  misericordiosa.

A partir de ahí, empecé a darme cuenta de cómo restañabas mis heridas, y con la fuerza de tu Espíritu, me has sostenido innumerables veces en mi vida.

Pero Tú que me proteges desde siempre, te hiciste presente en ese mayo para que al recibir la nefasta noticia un mes después, aunque lloré, me dolí y casi me tumbó la desesperanza, tu Santo Espíritu, me sostuvo y me fortaleció.

Recuerdo que fueron seis meses, donde la cordura, parecía escurrírseme y la desesperación quería tomar el control de mi vida. No obstante, estabas. Y aunque tuve que superar muchos retos, al oído me seguiste diciendo que me amabas.

Sabes bien cómo soy, Tú me creaste, sabes de mi pasión por saber, por entender y eso también te abarcaba a Ti. Desde siempre he sido una cuestionadora, a veces prudente y más ocasiones, imprudente. Esa actitud, también era para contigo, así que ingresé al Colegio Bíblico, pensando que sabría quién eres con unas cuantas clases. Ilusa de mi, tengo un poco más de tres décadas de acercamiento, y sigo anhelante de saberte más. Y a través de ese deseo Tú paciente, con energía y amorosamente te muestras continuo.

En ese primer semestre de enseñanza, llegaste con todo, rebelándote como a Moisés en la zarza ardiente. Pero la catequista, hizo una crucial pregunta: ¿Qué persona de la Santísima Trinidad le había hablado a Moisés?  Mi lógica y escasos conocimientos me dieron una respuesta, pues la Madre/Padre, ya que estábamos viendo el Antiguo Testamento, respondí.

Ella sonriendo dijo: Lo analizaremos la próxima sesión. Quién iba a decirme que en ese noviembre, la penosa enfermedad y muerte de un ser cercano, enlutaría mi ser. Así como la necesaria intervención quirúrgica de mi amor pequeño, llegaría a sobresaltar mi vida de manera magnificada, y por si fuera poco, recibí la noticia que mi tratamiento médico había sido infructuoso y necesitaba una intervención pues de ello dependía mi existencia.

Desde ese noviembre hasta enero, mi vida fue una vorágine. Ahí estabas, abrazándome, secando mis lágrimas, fortaleciéndome, pero más que nada, pidiéndome que confiara en Ti. Y otra cosa vital, esa clase donde habíamos estudiado que a Moisés le habías comunicado Tu nombre, "Yo soy el que soy", había sido la última a la que pude asistir, y yo quería saber quien de tus divinidades había contestado, anhelaba saber más de Ti

Así que en ese enero en que me tuve que enfrentar cara a cara al dolor supremo, y ante la posibilidad de la muerte, te pedí me concedieras vida para continuar maternando y para conocerte más y saber quién de ustedes Santísima Trinidad, le había comunicado a Moisés tu santo Nombre.

En el hospital, el dolor lacerante, rondó mi vida. A tal grado que sin decirlo explícita, quise morir. Pero una vez más Tú, Santo Espíritu, viniste en mi ayuda y pude volver a ver a mis amores.

Restañé mis heridas y cuando pude salir, fui a tu encuentro en la Eucaristía. Y a través de tu pastor, me recordaste que habías escuchado mi súplica y que ahora estaba en la posibilidad de cumplir con mi petición.

Y así, hasta el presente, fiel, sigues a mi lado diciéndome y demostrándome cada día: Que con amor eterno me has amado, mientras en la oración y la eucaristía te das a conocer más y más, cumpliendo mi deseo de saber quién eres Tú, entendiendo que ni toda mi vida, bastará.

Volver arriba