#pascuafeminista2025 LA DIVINA MISERICORDIA EN LA PASCUA DE RESURRECCIÓN

LA DIVINA MISERICORDIA EN LA PASCUA DE RESURRECCIÓN
LA DIVINA MISERICORDIA EN LA PASCUA DE RESURRECCIÓN

De las lágrimas consoladoras a la esperanza restauradora y viceversa. Así es como he transitado desde el TRIDUO PASCUAL hasta esta OCTAVA PASCUAL. 

Muy sensible y racional cuando en la Adoración de la Cruz, el Viernes Santo pensaba en todas la cruces que las criaturas humanas vivimos y tantas veces sin reconocer. Traía a mi recuerdo a la madres y padres buscadores en cualquier parte del mundo, seres cargando una cruz que muy pocos pueden ya ni siquiera imaginar, sino cargar. Con la esperanza ya no puesta en encontrar con vida a esa hija o hijo violentado, sino tan solo en encontrar sus restos, para regresarlos a casa, para tener al menos el consuelo de saberlos en un lugar fijo cercano. 

Como esa familiar a la cual se le arrebató la alegría del hijo secuestrado que después de décadas de búsqueda infructuosa, no pudo regresarlo con ella, pero que a diario lo traía a si como paliativo para su corazón de madre buscadora. Aunque apenas hace unos días ha calmado su dolor, pues ha terminado de cargar su cruz, ya que ha regresado a la paz de la casa celestial. 

También de ver como uno de mis amores ha padecido nuevamente tanto, no solo físicamente sino además desde lo emocional en muy diversos ángulos. Habiendo tomado su cruz desde la cama de un hospital, pasando por la injusticia laboral, hasta el lecho doloroso de acompañar y asistir a quien le dio la vida. Han sido meses muy pesados, donde sólo la oración, la esperanza y la fortaleza que la Ruah divina ha dado nos ha permitido seguir, confiando y rogando ante lo que por ratos muy largos y prolongados a veces hasta casi sin saber cómo terminaran y qué consecuencias inimaginables traerán. Pero con la firme convicción que estamos acogidos en el regazo amoroso de María, la madre celestial, MUJER fuerte, sensible, inteligente que al pie de la cruz de su HIJO silente porque eso fue lo único que pudo hacer, estuvo. Y ahí también, fue donde recibió la misión de acoger a cualquiera de nosotros como hijos, especialmente cuando lo solicitáramos.  Así que en oración bajo su amparo, yo como MUJER he puesto a mi amor, para que siga teniendo la fortaleza de aún sin comprender muchas cosas, guarde sin desfallecer en su corazón el amor que la Madre/Padre celestial le prodiga. 

Luego otro evento muy especial, el regreso a la casa celestial de nuestro guía, su santidad Francisco. Hombre que desde sus posibilidades y sus limitaciones se esforzó porque los invisilizados, los excluidos y la Mujeres, fuéramos reconocidos en la Iglesia con la dignidad y el amor con que fuimos creados.   

La pascua que Francisco vivió en este pasado Lunes pascual, dentro de la Octava Pascual, ha cimbrado a la Iglesia y ha demandado de nosotras las Mujeres el superar la incertidumbre de que si el nuevo dirigente continuará con el cometido de restauración que su Santidad inició. Por lo que la oración ha sido y será el cimiento para transitar este funeral y despedida del papa y luego el cónclave por venir. 

Pero aún más, Marisa, una de nuestras compañeras en la búsqueda y lucha de las MUJERES por una restauración digna e igualitaria del lugar de la Mujer en la Iglesia, también ha vivido su Pascua personal. Dejando un legado de capacidad y servicio entre nosotras, pero también con sentimientos de tristeza por su partida. 

Así que con esa certeza gozosa y alegre experimentada en la conmemoración de Tu Pascua Jesús resucitado, me quedo junto a Ti, viviendo la celebración de tu Divina Misericordia. 

Martha Eugenia, 

Mujer Mariposa. 

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