#AdvientoFeminista2025 Dios está con nosotras y nosotros

Dios está con nosotras y nosotros
Dios está con nosotras y nosotros

Mateo 1,21-23 PDT

21 Ella tendrá un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús[a], porque él salvará a su pueblo de sus pecados».

22 Todo esto pasó para que se cumpliera lo que el Señor había dicho por medio del profeta:

23 «La virgen quedará embarazada y tendrá un hijoque será llamado Emanuel»[b]

(que significa «Dios con nosotros»).

El nombre Emmanuel, en hebreo עִמָּנוּאֵל, desde el oráculo mesiánico de Isaías (Is. 7,24), ya anticipaba un “estar presente” de Dios en medio de su pueblo; sería “Dios con nosotros” pero, también, y de un modo especial, ¡con nosotras!

Examinando brevemente este texto de la tradición mateana, podemos señalar algunos detalles exegéticos:

  • escribe para una audiencia judía, empleando un estilo midrásico: enlaza el nacimiento de Jesús con profecías y tipologías del AT;
  • a diferencia de Lucas, que se enfoca en María, Mateo centra la historia en la perspectiva masculina: no registra siquiera una palabra de María, ni su reacción, ni su consentimiento;
  • el mandato a José, como quien ha de poner el nombre a la criatura, representa un acto legal de paternidad y legitimación;
  • al citar el oráculo de Isaías, el evangelista apela a la autoridad de la Escritura para validar un embarazo que –de otra manera- sería vergonzoso y condenable para una mujer de ese tiempo.

Desde la hermenéutica feminista, entendemos y declaramos que –aunque invisibilizada por la tradición narrativa- María como mujer sostiene el acontecimiento central de esta historia y su agencia es imprescindible en el misterio de la encarnación.

Aunque Mateo la silencie, vemos a María como sujeto teológico pleno porque Dios actúa directamente con ella como mujer y el embarazo ocurre sin mediación masculina. De este modo, el obrar divino reivindica la dignidad de las mujeres dentro del proyecto salvífico, irrumpiendo de un modo sorprendente y revolucionario, fuera de las estructuras patriarcales. Aun así, reconocemos la actitud de José, como modelo de masculinidad que comprende y acompaña con amorosa responsabilidad.

Abbá,

Te damos gracias porque nos elegiste para ser tus colaboradoras y habitar en el templo de nuestro cuerpo, salvándonos de la marginación y el menosprecio.

Nos sentimos bienaventuradas porque, al releer este pasaje con sensibilidad feminista, todo el texto se ilumina y convierte en un espacio para recuperar la voz, la agencia, y la dignidad teológica de la mujer en el corazón mismo de la historia cristiana.

En el Nombre de Jesús oramos y te damos gloria. Amén.

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