#sentipensares EDITH STEIN Y EL REGALO DE SU MADRE

EDITH STEIN Y EL REGALO DE SU MADRE
EDITH STEIN Y EL REGALO DE SU MADRE

La madre de Edith Stein, (Auguste Courant) con su rica personalidad, dejará una huella muy profunda en la pequeña Edith. Igual que la madre, será tenaz y capaz de llevar a buen término las empresas que irá asumiendo a lo largo de toda su vida. Y esa fuerza vital sabrá unirla muy bien con su feminidad.

La madre de Edith, Auguste Courant, perderá a su marido Siegfried Stein en el verano de 1893, antes de que Edith cumpliese los dos años de edad. Ella asume sobre sí la nueva situación y, no aceptando la compasión patriarcal de sus familiares, llevará adelante la familia y el negocio de maderas heredado del marido. El éxito será rotundo, tanto en el ámbito comercial como en el familiar. A sus 7 hijos vivos (4 murieron prematuramente) no les faltará nada, si bien saldrán más favorecidas las más pequeñas, Erna y Edith, que completarán estudios en la Universidad.

Será la misma Edith Stein, quien nos irá contando, por medio de sus notas autobiográficas, la relación profunda y cercana con su madre, como de ella heredará su fuerza de carácter y energía. Hereda su sangre y su fe.

(Esto ocurre luego de la muerte del padre de Edith Stein) Su decisión estaba tomada: quería desenvolverse por sí misma y no aceptar ninguna ayuda de nadie, y además quería mantener el negocio y hacerlo prosperar. Claro que no entendía todavía demasiado del negocio de la madera, porque los muchos hijos y la casa le habían ocupado todo su tiempo. Pero había sido hija de un comerciante y poseía, por naturaleza, la específica aptitud comercial; sabía perfectamente hacer cuentas, tenía la justa intuición para saber lo que era “negocio”, valor y decisión para percibir la oportunidad y, sin embargo, la suficiente prudencia para no arriesgarse demasiado. Sobre todo, poseía en gran medida, el gran don de relacionarse con las personas. (p.19)

Ese último aspecto, “el don de relacionarse con las personas” será fundamental en la vida de Edith Stein, quien se rodeará de personas muy importantes, intelectuales y educadas. Será muy cuidadosa a la hora de elegir a sus amigos, pero nunca será cerrada a la vida social. Al contrario, siempre será una mujer de grandes amistades y sensible a la realidad social.

Ahora, algunos detalles en cuanto a su personalidad y carácter y cómo esto va a influir en la personalidad de su hija Edith Stein.

*Así como es amable mi madre y dispuesta a ayudar a todas las personas, es especialmente intransigente contra las faltas de carácter siguientes: ante todo la hipocresía, impuntualidad y una exagerada autosuficiencia. Le son intolerables gentes que les gusta sobre todo hablar de sí mismas y que nunca terminan de ponderar sus propios éxitos, y demuestra su desacuerdo sin disimulo. (p. 21).

Edith siempre sentirá repugnancia por la falta de autenticidad en las personas, por la falta de señorío de la voluntad y por la impuntualidad. Respecto, al último punto, ella confiesa, como en la escuela tuvo a un maestro agradable, por su modo de enseñar, pero que todo lo opacaba su impuntualidad.

*Mi madre se preocupaba de que nosotras no nos sintiéramos menos que los otros niños. En ocasiones hemos coincidido tres hermanos en la misma escuela, lo que representaba que el tercer niño no tenía que pagar matrícula. Pero esto no lo aceptaba mi madre; le habría parecido como “beneficencia pública para pobres”, y no quería saber nada de ello. (p. 25)

*Teníamos, pues, orden riguroso de no dejar entrar a ninguna persona desconocida. Cuando no sabíamos qué hacer, podíamos llamar a mi madre desde la ventana. Éramos muy responsables, y antes hubiéramos hecho algo prohibido en presencia de mi madre que durante su ausencia. (p. 26)

Las había educado muy bien y ponía gran énfasis en la formarse en la sinceridad, de tal manera que era suficiente su recuerdo para que sus hijas se portaran de la manera correcta.

*Debido a las muchas horas que pasaba al aire libre, ha podido permanecer hasta su vejez vigorosa y lozana. También en los días crudos y fríos de invierno venía a casa con las manos calientes y podía calentar las mías. Esto ha sido para mí siempre un símbolo: que en casa toda vida y todo calor provenía de ella. (p.28). Esta última expresión, pone de relieve como todo en la casa giraba alrededor de la figura materna.

*En la Escuela tuvo varias experiencias que no le agradaban, puesto que era sumamente inteligente, los profesores la ponían como ejemplo y esto le generaba no cierto disgusto y sufrimiento. Un profesor le dijo: “En la clase inferior a ustedes está la señorita Stein, la primera, luego nadie y a gran distancia las demás” Ya se pueden imaginar lo que generó en toda la escuela este comentario…

Cuando llega el momento de entrar al liceo (bachillerato), sea por todo el sufrimiento que le causaba eso de las comparaciones o porque realmente la escuela no le aportaba mucho (La escuela deja de ser ese mundo maravilloso donde se aprende todo lo necesario para la vida. Cae en la cuenta de que lo más importante, cómo afrontar la vida y los problemas, nadie se lo enseña. Sorprende a todos con su decisión de abandonar la escuela.), ella decide no volver a estudiar, no volver a la escuela y se lo comenta a su madre, a lo que su madre le dijo lo siguiente, esto en las propias palabras de Edith Stein: “Mi madre no puso la menor resistencia a mi decidida voluntad, no te forzaré, te dejé entrar a la escuela cuando tú quisiste, puedes dejarla ahora si tú lo quieres” (p.74)

*Edith Stein: una mujer auténtica, en un mundo de apariencias, (sus familiares no tomaron de la mejor manera que ella quisiera estudiar filosofía y psicología) ella misma dice:

Nadie estorbó mi elección. Mi madre puso en este asunto su mano protectora, aunque ocasionalmente decía que le hubiese gustado para mí la carrera de derecho. A esto tenía yo el argumento de que hasta entonces no habían admitido todavía mujeres a los exámenes de esa facultad. Ninguna de las dos pensábamos en una profesión social para mí; por lo demás, mi madre no me hacía más que una discreta sugerencia. Ella quería dejarme en completa libertad. “No debe entrometerse nadie. Nadie nos ha dado nada. Haz lo que creas mejor”. Así pude seguir mi camino sin ser perturbada (p. 94).

En cuanto a la vida de fe, Edith Stein va a nacer y crecer en la fe judía, su madre como en casi todo influirá decisivamente en este campo, dado que era una mujer profundamente judía y fiel cumplidora de todas las tradiciones. No obstante, Edith Stein poco a poco le irá cuestionando algunos aspectos de la tradición, porque no era de las que seguía una tradición por seguirla, quería encontrar el sentido a todo. Ahora bien, la mamá con toda esa fuerza que tenía en la fe jamás quiso obligar a sus hijos, así lo dice Stein: “Mi madre creía en Dios de todo corazón, pero era ancha de espíritu y no ejerció presión alguna religiosa sobre nosotros para su continuación

Luego, de que Edith se convierta al cristianismo, lo cual no le hará ninguna gracia a su madre, ella por un tiempo dejará a un lado el que su hija sea católica o no con tal de tenerla cerca a su lado.

Antes de partir para el convento de Colonia, en medio de una corta conversación la madre exasperada le dice: - ¿Entonces por qué la has conocido tú? No quiero decir nada contra él. Puede que haya sido un hombre bueno. Pero, ¿por qué se ha hecho Dios?” (p. 246).  (Refiriéndose a Jesucristo)

La señora Auguste, conocía muy bien a su hija y sabía muy bien, que cuando se proponía una prueba con toda seguridad la superaría, por lo cual sabía que su hija se iba al convento y para siempre.

Después de mucho llanto y silencio, sellan las siguientes palabras: “El Eterno te asista” esa unión de dos voluntades férreas entre madre e hijas, antes de que Edith vaya al convento de Colonia

El 14 de septiembre de 1936 muere su madre, coincidiendo la hora con la renovación de los votos. La mentalidad entre los católicos de la época que no veía posible la salvación fuera de la Iglesia, llevó a algunos a querer tranquilizar a Edith diciendo que su madre se había convertido al cristianismo antes de morir. La respuesta de Edith nos ofrece un panorama nuevo de su talante ecuménico y profundamente anclado en la misericordia de Dios:

Hasta el final, mi madre se ha mantenido fiel a su fe. (...) Por eso tengo la confianza de que habrá encontrado un juez benévolo y de que ahora es mi más fiel intercesora, para que también yo alcance la meta” (Tomo: Cartas, p. 39).

Referencias:

Autobiografía “Vida de una familia judía” de Ezequiel García Rojo.

Luz Milena López Jiménez. FMA

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