#navidad2023 ENSANCHA, DE UNA BUENA VEZ, EL TAMAÑO DE TU CARPA

ENSANCHA, DE UNA BUENA VEZ, EL TAMAÑO DE TU CARPA
ENSANCHA, DE UNA BUENA VEZ, EL TAMAÑO DE TU CARPA

Mirá que ya me lo dijeron. Una vez, otra vez. Cada vez

Mirá que me lo repitieron igual y clarito. Una vez, otra vez, cada vez.  Y que lo entendí, me gustó. Lo repetí. Una vez, otra vez, cada vez.

Me dijeron que el que iba a venir. El Salvador. El Príncipe de la Paz. El que iba a inaugurar el Reino… el anunciado, el esperado… es un bebecito. Un niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre prestado.

Una vez, cada vez que nos deseamos paz y bien. Felicidad y nuevamente felicidad.

¿Pero cómo podría ser posible la instalación del nuevo Reino, la salvación para todas y todos si sólo se trata de un bebecito humano? Solamente de una manera: porque cada una y cada uno nos vayamos convenciendo que el camino es amar, amar de verdad, sin barreras, sin distinción de personas. De veras. Cada uno, cada una, cada quién, cada cual.

¿Cuándo nos fuimos llenando de ejércitos y cruzadas? ¿De palacios, dignatarios, monseñores y excelencias? ¿Cuándo nos fuimos llenando de códigos y leyes, bulas, permisos y prohibiciones? ¿De accesos y de barreras? ¿De consagraciones y exclusiones? ¿De diezmos y colectas? ¿Cuándo bendijimos armas y llenamos discursos de condenas? ¿De amenazas y de odios?

Ayúdanos, Santo Niño en pañales, a ensanchar la carpa del corazón. Para que sea capaz de amar. En estos tiempos de enorme amenaza la tentación del odio, de los unos y los otros, De las militancias militarizadas en el alma. De las resistencias endurecidas en el espíritu.

Ayúdanos a ser capaces de nacimiento. De verdadera novedad. De ser otras y otros. Sencillas pastoras y pastores que acuden, solamente, a mirarte. A llenarnos de asombro.

De esperanza. De confianza. De entrega amorosa. De verdad.

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