#sentipensares LA ÉTICA DEL AMOR

LA ÉTICA DEL AMOR
LA ÉTICA DEL AMOR

Sin otro a quien amar no soy nada

ni lo podré ser nunca. Mi humanidad

se funda solo en esa relación, en

ella despliego mi infinito.

Marcos Rodríguez

Cada día estoy más convencida de que a este mundo convulsionado y atravesado por guerras, odios, crisis, deterioros humanos… sólo puede salvarlo una real revolución del amor. Revolución que tiene que nacer y situarse en lo más hondo, profundo y auténtico de todos los seres humanos o al menos de una inmensa mayoría. Sólo así transformaremos de verdad el egoísmo y la ambición desmedida, que nos habitan, en un camino de relaciones amigables entre nosotros y nosotras y con el nicho que nos sustenta. Estas relaciones amorosas nos permitirán corregir los rumbos erráticos y dañinos que como sociedades hemos tomado.

En estos momentos de la evolución humana lo que podemos ver es que la pulsión de muerte prima sobre la pulsión de vida y los hombres y mujeres nos estamos matando de diferentes formas (hambre, miseria, guerras, injusticias, despojo de tierras, migraciones, múltiples tipos y formas de violencias… irrespeto a los ritmos propios y armónicos de la naturaleza…). ¿Cómo lograr que esta tendencia se revierta y los hechos de amor primen sobre las dinámicas demoníacas del odio? Se hacen necesarias decisiones personales, comunitarias, familiares, vecinales o veredales muy firmes… en el sentido de asumir ante la vida una ética del amor que nos lleve a caminos de acogida, de ágape, de respeto y aceptación de todo tipo de diferencias y opciones. Ética que nos permita caminar desde las diferencias en paz y en solidaridad.

Esa decisión puede estar enraizada en las propias experiencias de vida o en opciones ideológicas, políticas, religiosas… o de cualquier orden. Esa decisión movilizará las energías humanas y sociales en la dirección de otro mundo posible, amigable y amoroso para todos y todas. Ante este llamado me surge una pregunta significativa: ¿Cómo lograr que ante la injusticia y el horror no nos habite la rabia? ¿Cómo conseguir mirar y sentir con los ojos y los sentimientos de la Divinidad? ¿Cómo impedir que prospere el odio cuando la indignación nos acompaña ante paisajes que hieren con sus violencias, durezas y atropellos?

Es claro que el odio, la rabia, la venganza… no nos llevan a la Unidad y el lograr esa Unidad es lo que nos da posibilidades de realizar el amor. Si como plantean varios maestros y maestras espirituales (apoyados. entre otras cosas, en los hallazgos de la física cuántica), el amor es la estructura fundamental de la evolución,  se hace imprescindible trascender rabias y odios en la perspectiva de construir una sociedad y un  mundo que realmente  nos redima a todos y todas de las fuerzas del mal o de las pulsiones de  muerte.

A veces eso no es posible porque en la infancia no se ha recibido vida y amor, sino solamente soledad, abandono, maltrato… Es entonces cuando surge la necesidad urgente de comunidades o círculos en los que sea posible sanar. Los caminos a un mañana mejor tienen que pasar por hondos  procesos de sanación, de encuentro con lo mejor de la existencia humana. Las religiones encontrarían su razón de ser en la conformación de estas pequeñas comunidades que se conviertan en albergues para la transformación de heridas y experiencias negativas en ámbitos y nichos del encuentro y el ágape. Creo que los líderes religiosos no tienen que preocuparse de si las creencias son o no ortodoxas, su única misión hoy es impulsar dinámicas de amor y reconciliación que transformen a la humanidad  para que la oferta de vida de los grandes maestros espirituales se haga realidad. Pero muchas veces son esas mismas iglesias o religiones las que impulsan exclusiones y marginaciones como si cierto tipo de hombres y mujeres fueran más “válidos” que otros… Sin embargo la construcción de estas comunidades sanadoras y gestadoras de amor, es quizás la tarea más urgente y necesaria en nuestro mundo hoy. Esas comunidades y círculos, al multiplicarse y extenderse, nos pueden llevar al otro lado, al horizonte abierto del abrazo fraterno y sororo.

He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia, dice Jesús. Construir corredores de vida no pasa por cumplir exigencias o rituales, pasa únicamente por ceñirse la toalla y lavarse los pies unos a otros. Nuestras sociedades dicen estar inspiradas en Jesús, en Moisés, en Mahoma, en Buda, en Confucio… Sin embargo unas y otras  se involucran en distintas formas de muerte destruyendo la vida.

El futuro nos llama en el amor, de lo contrario estamos ad-portas de acabar con las posibilidades de vida en el planeta y acabar con las posibilidades de convivencia entre los seres humanos. El futuro de la humanidad y del planeta tierra será de hermandad y de ágape o  no será, podemos estar seguros de ello. Por eso quienes amamos realmente la vida y quienes hacemos de la nuestra un camino de búsqueda espiritual, estamos llamados a la ética del amor, a la política del amor, a la ideología del amor… Estamos llamados y llamadas a atravesar nuestras prácticas, sentimientos y pensamientos por el llamado del Amor.

Carmiña Navia Velasco

Santiago de Cali, Mayo de 2024

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