| Mirna Yazmín Estrella Vega
María que transformaste el agua en esperanza
con ello ungiste el dolor y adelantaste el alba.
María del andar tenue y desgarrado
por el poder, el juicio y la desventura.
María Mía, María de Magdala
camina y vuelve a ser centinela
de nuestro rumbo,
unge también nuestros pasos,
nuestros dolores y llantos.
Camina junto a nosotras y cuéntanos
cómo fue
la historia que te arrebataron,
la memoria que diluyeron,
la fuerza que,
aunque quisieron
no te arrancaron.
María de Magdala
María, nuestra de cada día
perfuma nuestros llantos,
y recibe
con esas mismas manos
con las que hiciste disipar el dolor,
a todas aquellas que nos arrebataron,
a todas aquellas a las que seguimos buscando,
a todas aquellas a las que les borraron el rostro,
a aquellas,
a cada una,
que no pudimos lavar los pies,
porque borraron su rastro.
Y perdona haber olvidado,
ese acto de insurgencia
que moja y resucita
el amor por la vida,
el cuidado y la diferencia.
María nuestra
María de todas
María de aquellas,
las que van por la leche en la madrugada,
las que oran por sus hijas y su llegada.
María nuestra,
Magdalena caminante
María sanadora,
Magdalena, agua, perfume
María, vida
Magdalena, de la mañana,
De la libertad y la justicia.