Estimado Papa León XIV:
Una de las principales "deudas" de nuestra querida Iglesia es el reconocimiento de las mujeres. Recibimos el mismo Bautismo que los varones pero el trato es sumamente diferente, casi despreciativo en la práctica. Nuestra Iglesia creo que es la única confesión que no ha admitido a mujeres para la tarea de guiar una Comunidad.
Hay pastoras, rabinas y hasta imanas! pero no sacerdotas o sacerdotisas. En realidad hay unas cuantas ordenadas que ejercen con eficiencia el sacerdocio en sus respectivas comunidades. Pero no ha habido ningún Papa que se haya atrevido a reconocer su existencia. Mayor ninguneo no existe. Tanto más injusto como que, como Ud. debe saber, somos mayoría en la Iglesia y desarrollamos múltiples tareas que a veces los varones no quieren abordar. Y que hay incontables mujeres, religiosas o laicas, que con gran dedicación han hecho carne el Evangelio en sus vidas atendiendo numerosas comunidades donde nunca llega un sacerdote, por lo cual se ven privadas de la Eucaristía por años.
Sería una bendición poder irme de este mundo viendo que se han abierto las puertas. Rezo por Ud. y que Dios bendiga su misión.