#sentipensares JESÚS SIGUE LLAMANDO ¿TE ANIMAS?
EVANGELIO DE Lc 10, 1-9
| Yolanda Olivera Alberca
Cuando pienso en la llamada y respuesta vocacional de los discípulos me imagino que cada uno estaba en sus actividades personales, con sus quehaceres diarios, como nosotros y nosotras. Pero, cuando ellos escuchan la invitación de Jesús se sintieron conquistados y cautivados; por ello, dejaron todo y lo siguieron. Seguro que nuestra vocación misionera es similar. Jesús nos tocó en algún acontecimiento y nos invitó a estar con él. Anunciar y denunciar las injusticias que se cometen en nuestra sociedad y en nuestras Iglesia Católica.
Los llamó y “los envió de dos en dos” ¿Por qué de dos en dos? Caminar de dos es sentirse acompañado y acompañada, el recorrido de hace leve, ligero, se construye vínculos de confianza y se gesta la cultura del encuentro donde se comparte desde la intimidad, desvelando necesidades, miedos, angustias y sueños. Estas actitudes nos desafían a seguir cuidándose como misioneros y misioneras ¿Cuántos amigos/as hemos encontrado que se han convertido en “lugares sagrados, espacios seguros donde llegamos y abrimos el corazón sin resistencias”?
Se me viene a la memoria del corazón, lugares, casas, nombres de familias, de mujeres concretas en donde me he sentido acogida, acompañada, sostenida, cuidada y protegida. Seguro que a ustedes les pasa lo mismo. El amor de Jesús no tiene límites, es gracia desbordada. Por ello, me siento invitada caminar junto con otras mujeres a seguir arriesgándonos a liberar la profecía de la sinodalidad desde la compasión y la hospitalidad.
En una carretera encontramos señales, por ejemplo flechas, carteles con nombres que nos indican el camino. Jesús les dijo a los discípulos “No lleven ni dinero, ni alforja, ni calzado” ligeros de equipaje, libres y pobres. San Francisco de Asís diría “sin nada propio”. Arriesgarnos a vivir así nos produce miedo, vértigo, angustia, porque casi siempre buscamos seguridades, protecciones, prestigios y los disfrazamos de necesidades. ¿Qué llevamos cuando nos disponemos para una misión? Sentimos ¿Qué la providencia y generosidad de la Rhua Divina nos acompaña?
Cuando llegó a un lugar desconocido, me gusta escuchar a la gente, observar sus dinámicas y relaciones interpersonales, casi siempre digo “estoy aquí para aprender, caminar juntos y juntas”. Jesús nos dice “Yo los envío como a ovejas en medio de lobos”. La expresión “lobos” me lleva a pensar en las relaciones asimétricas tóxicas que podemos construir que están cargadas de egoísmo, envidia, lucha de poder, celos e indiferencia. Estas conductas producen división, dolor y abusos.
El antídoto a estas relaciones de muerte, es ser hombres y mujeres tejedoras y constructoras de Paz ¡Que descienda la paz sobre esta casa! Ser agente de Paz me cuesta mucho, sobre todo cuando en las relaciones reina la violencia y del desamor. En diversas situaciones me he encontrado, con personas que creen que cuando gritan o levantan el tono de voz, van ser escuchados, escuchadas y los conflictos se van a solucionar. ¡Oh sorpresa! Lo que se produce es abuso de poder, porque los subordinados por miedo y por cuidar su trabajo se callan y sufren en silencio.
Por último, por eso mi postura para anunciar la paz, es propiciar el diálogo, la escucha, el respeto, la cultura del encuentro, mirar a los ojos y reconocer que en algún momento me equivoque. Darme cuenta que la presencia del otro me humaniza, me aproxima y me invita a descalzarme y abrir el corazón para abrazar las experiencias manifestadas en nuestras vulnerabilidades. Y tú ¿Cómo anuncias la Paz? ¿Qué haces cuando se presenta un conflicto?
Yolanda Olivera Alberca- FMMDP