#sentipensares Jesús llena de Misericordia la tierra
| María Esperanza Córdoba Sosa
Hoy es un día grande para la familia de la Consolata, conformada por hombres y mujeres que viven la misión desde las diferentes opciones de vida: Laicado, religiosas, hermanos, sacerdotes.
Nuestro fundador Giuseppe Allamano es proclamado santo en la iglesia católica. Este significativo acontecimiento no nos debe llenar de falso orgullo, de vanagloria, sino de toma de conciencia de nuestro ser misionero enmarcado en la Misericordia y la Consolación. Es un día, para pasar por el corazón las exhortaciones del Allamano, con las que animaba y anima hoy, a sus hijos e hijas que caminan el Reinado de Jesús de Nazareth:"Los quiero santos antes que misioneros." "Hacer bien el bien y sin ruido."
A la luz de estas palabras, y del evangelio según Marcos 10, 35-45 que nos trae la liturgia católica este domingo, me pregunto: ¿Cuál es la esencia del bien? ¿Qué sentido encierra, el hacer el bien sin ruido? Y la respuesta surge de las entrañas, del centro del ser donde se gesta la misericordia y la compasión: Estar.Vivir. Sentir con los Pueblos en su diversidad de culturas, para que junto con ellos busquemos y propiciamos caminos de liberación y condiciones de Vida Digna.
Seamos Consolación. Y, siguen los interrogantes: ¿Qué es la santidad? ¿Cómo hacer vida, este imperativo hoy, los misioneros y misioneras de la Consolata? Y, el Maestro de Nazaret, contesta a mi pregunta: "Cómo ustedes saben, los que se consideran jefes de las naciones actúan como dictadores, y los que ocupan cargos abusan de su autoridad.
Pero no será así entre ustedes." Por el contrario, la que quiera ser, el que quiera ser más importante entre ustedes, debe hacerse el servidor, la servidora de todos y de todas. Sepan que para eso han sido llamados y llamadas: A entregar la vida con misericordia y generosidad, para que los Pueblos con los que se encuentren, tengan VIDA en abundancia. Esta madrugada desde el rinconcito verde y florido en medio de las montañas, donde vivo mi vivencia misionera, elevo mi acción de gracias a Dios Madre Padre por el regalo invaluable de la vida, por poder contemplar la belleza del universo. A Jesús de Nazareth, por llamarme cada día a caminar su reinado en medio de los pueblos. Al padre, Allamano, por permitirme hacer parte de la familia consolata.
"Jesús llena de Misericordia la tierra"