#LectioDivinaFeminista Levantando sus manos, los bendijo

Ascensión del Señor
| Luz Mery Bermeo de los Ríos
Canción sugerida: LAS MANOS: https://www.youtube.com/watch?v=pt753eK92Y4
- Lectura: ¿Qué dice el texto?
San Lucas 24, 46-53
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:«Así está escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se proclamará la conversión para el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén.
Vosotros sois testigos de esto. Mirad, yo voy a enviar sobre vosotros la promesa de mi Padre; vosotros, por vuestra parte, quedaos en la ciudad hasta que os revistáis de la fuerza que viene de lo alto».
Y los sacó hasta cerca de Betania y, levantando sus manos, los bendijo.
Y mientras los bendecía, se separó de ellos, y fue llevado hacia el cielo.
Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios.
Estamos ante la solemnidad de la Ascensión del Señor y el texto es rico en su contenido; sin embargo, para esta reflexión vamos a hacer énfasis en tres aspectos: La proclamación del perdón, el envío como testigos y el acto de bendecir.
El Señor se va, por eso, cuida de cada detalle, nos deja recomendaciones como Padre-Madre, sabe qué es lo mejor para sus hijos. El partir siempre nos causa dolor y en muchos casos no comprendemos el porqué, pero cuando vemos en retrospectiva nuestra historia, sabemos que fue lo mejor para todos.
A nosotros, nos queda la esperanza en la promesa del Padre.
Meditación: ¿Qué me dice el texto?
El texto me alienta con relación a la misericordia de Dios que se derrama de manera infinita y pide que se anuncie a todos los pueblos por medio del perdón. Si tú has experimentado el dar o el recibir el perdón, comprendes la grandeza de este mandato del Señor.
Ser testigos, de su amor, de su perdón y su misericordia, nos motiva a permanecer cerca del Señor, que nos instruye, nos quiere parte de su misión y sobre todo nos envía para que compartamos con otros la alegría de lo que ha hecho en nosotros al concedernos su Espíritu Santo, la promesa del Padre.
Y el acto de bendecir, como cierre de este bello pasaje, nos conecta con nuestra corporalidad, me encanta, pues me transporta a la infancia, cuando al salir de casa, mi mamá nos daba la bendición o nosotros se la pedíamos. Es que las manos de nuestros padres nos bendecían con frecuencia, al preparar los alimentos, al enseñarnos, al cultivar la tierra, al acariciar nuestro rostro o al arreglar nuestro cabello. Manos que, en cada momento, como dice la canción: Dieron amor
Este conjunto de acciones, nos conecta con las recomendaciones dadas a los discípulos. Ahora, ven partir a su Maestro, pero no es una pérdida, es una despedida expectante, pues nos enviará su Espíritu consolador, su Ruah divina, para que sepamos descubrirle a lo largo del camino.
Oración: ¿Qué me hace decirle a Dios?
Ante la ternura de unas manos, solo queda agradecer y es que si vemos a Dios Madre-Padre que nos entretejió en el seno materno, que formó cuidadosamente cada una de nuestras partes (Sal 138), cómo no agradecer, cómo no alzar también nuestras manos y siendo sus testigos cuidar, bendecir, plantar, acariciar, sostener…
Oro hoy por cada parte de nuestro cuerpo, para que a través de él, demos, gloria a Dios, que sea puesto para bendecir, para hacer el bien. Pues sabemos que en muchas ocasiones, este templo del Espíritu, es maltratado, está reducido a objeto y olvidando la gracia de nuestro Creador en nosotros, también la ignoramos en los hermanos y ya no hay misericordia a nuestro paso.
Contemplación: ¿Qué me da a conocer?
Lo más hermoso al contemplar es ver las maravillas de la creación, pues hoy mi invitación es a colocarte ante un espejo y descubrir que eres tú, que soy yo, que somos nosotras esa obra maestra, perfecta, amada y cuidada por Dios y que estamos invitadas a anunciar perdón, a atestiguar y bendecir con todo nuestro ser.
Compromiso: ¿Qué camino de vida me invita a tomar?
Hoy, puedes ofrecer tus manos a quien está a tu lado, hoy puedes dejar la indiferencia y acoger en un abrazo sororal al mundo entero. Busca a quien bendecir con tu vida y, espacialmente, que tus manos siempre se levanten para levantar a quienes encuentras a tu paso.