#sentipensares2025 ¡Libres y sin culpa!
| Elizabeth Gareca
El mito de la culpa que carga Eva por el pecado narrado en el libro de Génesis es muy conocido por la cristiandad y desde las teologías feministas hemos desvelado que fueron las malas lecturas bíblicas de este personaje que llevaron a la humanidad a reforzar un sistema patriarcal que incuba y reproduce injusticia a las mujeres. Pero si leemos otro tipo de libros, más seculares y/o clásicos de la historia nos encontramos con otras mujeres parecidas a Eva, por ejemplo, la creada por los dioses griegos, Pandora que también ha cargado con la culpa de ser una “mala mujer”.
Ella aparece en la obra de Hesíodo[1] alrededor del siglo VIII, en donde cuenta que el dios Zeus, en venganza contra la humanidad por el robo del fuego por parte del titán Prometeo, ordena a Hefesto crear a la primera mujer. Es decir, es una creación desde la rabia y la venganza, significa que su nueva creación, la mujer, es el castigo para la humanidad a través de Prometeo.
Dotada de atributos dados por los dioses, Pandora recibe una caja sellada con todos los males del mundo y la prohibición de abrirla. Sin embargo, su curiosidad (¿nos resulta conocida?¡Eva!) la lleva a destaparla, liberando el sufrimiento expresado en: enfermedades; dolor y sufrimiento; trabajo duro y fatiga; hambre y escasez; guerra y conflictos; muerte y vejez; vicios y pasiones destructivas (odio, celos, mentira, etc.) y dejando atrapada solo la esperanza. Una trágica decisión de parte de esta mujer para toda la humanidad. Entonces cuánto odio sobre esta mujer por ser la causante de todo el mal presente.
Volvemos a la Biblia, y releemos Gn 3, Dios castiga a la humanidad con el trabajo duro, el dolor del parto y la expulsión del Edén a causa de que Eva “curiosa” o hambrienta de sabiduría come del fruto prohibido e invita a Adam a hacer lo mismo. Esto termina mal, Dios se enoja y castiga. La población creyente culpa a Eva por todo el mal presente por los siglos de los siglos hasta nuestros días.
Ambos relatos refuerzan la idea de que el deseo de sabidurías y conocimiento de las mujeres es peligroso y debe ser controlado y/o castigado. Mientras que Prometeo y Adam quienes también desobedecieron a Zeus y Yahveh, son vistos como héroes mientras que las mujeres representadas por Pandora y Eva son castigadas por ser causantes del mal.
Muchos teólogos y padres de la iglesia contribuyeron a esta interpretación negativa de Eva y de las mujeres en general, etiquetándoles como la puerta del mal (Tertuliano), Eva fue creada para ayudar al varón en la procreación, no como su igual racional (San Agustín de Hipona) y la frase de San Jerónimo “Mientras una mujer vive, el diablo no tiene descanso”; solo por poner algunos ejemplos. Todo este pensamiento misógino ha servido y fundamentado la violencia que se ejerció y se aún se ejerce contra las mujeres. El paradigma de la "mujer culpable" ha servido para justificar la subordinación de las mujeres a lo largo de nuestra historia pasando por invisibilización de las mujeres bíblicas, del liderazgo que asumieron en la iglesia primitiva y la caza de brujas a mujeres sabias durante la edad media.
Sin embargo, con el auge de los estudios feministas, muchas pensadoras, filósofas y teólogas han resignificado el aporte de otras mujeres en la historia. Es el caso de Eva que tiene otras interpretaciones más liberadoras y no de la culpa. Phyllis Trible [2], por su parte, en Textos de Terror, reinterpreta a Eva como una figura de autonomía y resistencia a la autoridad, sugiriendo que su acción en el Edén representa un acto de búsqueda de sabiduría, no de pecado. Mary Daly, en su obra Gyn/Ecology [3], denuncia cómo estos mitos han sido instrumentalizados para el control de las mujeres, para justificar la dominación y el sistema patriarcal.
Resignificando a Pandora y Eva: ¡libres y sin culpa!
La resignificación de estos mitos no solo desafía las estructuras de opresión actuales, sino que también ofrece nuevas formas de interpretar la historia y el rol asignado a las mujeres desde la religión y la cultura. Como afirma Virginia Woolf: "A lo largo de la historia, el anonimato de las mujeres ha sido su mayor tragedia"
Entonces, si en lugar de verlas como transgresoras culpables, las reinterpretamos como buscadoras de sabidurías y conocimiento, estas figuras pueden transformarse en símbolos de liberación con nuevas narrativas que las liberen del estigma de culpables. Pandora, en este sentido, podría ser vista como la portadora de la curiosidad humana que nos ha conducido a un avance acelerado de la ciencia y la tecnología en todos los campos sociales y Eva como la primera en desafiar un sistema de poder injusto que intenta infantilizarte de por vida, afirmando que la humanidad no está preparada para el conocimiento del bien y del mal. Liberarlas de toda esa carga negativa y cambiar la narrativa, recuperar sus voces y darles un nuevo significado, está hoy a nuestro alcance como mujeres feministas y de fe y es un imperativo para conseguir igualdad de derechos y dignidad en cada espacio de la sociedad y de las iglesias y comunidades para que se conviertan en fermento del Reino de Dios.
* Elizabeth Gareca: Teóloga feminista boliviana y parte del equipo de MUFECA. garecaelizabeth@gmail.com.
[1] El mito de Pandora aparece en Los Trabajos y los Días de Hesíodo, una obra escrita alrededor del siglo VIII a.C. Traducido por A. Pérez Jiménez. Madrid: Gredos, 2008.
[2] Trible, Phyllis.Texts of Terror: Literary-Feminist Readings of Biblical Narratives. Philadelphia: Fortress Press, 1984
[3] Daly, Mary.Gyn/Ecology: The Metaethics of Radical Feminism. Boston: Beacon Press, 1978.