#sentipensares MARCELA, PAULA Y EUSTOQUIA: PARES INTELECTUALES DE JERÓNIMO
¿Qué ha pasado con las mujeres que fueron sus pares intelectuales en esta misión, por qué sus nombres son silenciados y es desconocida su contribución igualitaria en la traducción de la Biblia como traductoras, exégetas y hermeneutas?
| Luz Milena López Jiménez
Cuando se busca en el calendario litúrgico de la Iglesia católica, qué santo se celebra en este día, inmediatamente destaca el nombre de San Jerónimo, seguido del elogio “el más célebre traductor de la Biblia de toda la historia”
Pero, ¿qué ha pasado con las mujeres que fueron sus pares intelectuales en esta misión, por qué sus nombres son silenciados y es desconocida su contribución igualitaria en la traducción de la Biblia como traductoras, exégetas y hermeneutas?
Hoy es un día, para visibilizar a Marcela, Paula y Eustoquia (y junto a ellas a otras mujeres romanas del siglo IV) que con su formación bíblica y extraordinarios dotes intelectuales hicieron posible la traducción latina de la Biblia, la Vulgata.
En esta línea, conviene recordar algunos aspectos:
- Cuando Jerónimo llegó a Roma en el 382, procedente de Constantinopla, donde estudió Sagradas Escrituras, fue invitado por Marcela a participar del Círculo del Aventino, en el cual se reunían muchas mujeres nobles para tratar temas teológicos. Es de resaltar que ese centro ya existía y era un floreciente espacio de estudios bíblicos y teológicos. Con la participación de Jerónimo se fortalece este centro con la creación de un círculo de estudios bíblicos de alto nivel que, al parecer, tuvo una duración de tres años.
- ¿Quiénes eran estas mujeres? ¿Alumnas aventajadas o pares intelectuales? Ellas conocían a la perfección el latín, manejaban con soltura el griego y con la ayuda de Jerónimo se adentraron en el hebreo.
Algunos rasgos de Marcela, Paula y Eustoquia:
*MARCELA DE ROMA: Su nacimiento en Roma data hacia el 325. Queda viuda después de un breve matrimonio y decide no volver a casarse. Se dedica completamente al estudio de las Sagradas Escrituras. Conocía muy bien las lenguas bíblicas y sabía de memoria las Escrituras. Fue ella quien tuvo la iniciativa de invitar a Jerónimo al Círculo del Aventino y entre los dos se dio un mutuo enriquecimiento.
“Tal vez lo que mejor define el lugar que Marcela ocupó en la traducción, exégesis y hermenéutica de los textos bíblicos es lo que Jerónimo afirma cuando la describe como quien dirige la encomienda que le hizo el Papa Dámaso I: “Pero, ¿de qué valen las excusas ante la directora de mi trabajo?” (Carta 28.1 escrita en 384). Jerónimo la consideraba como experta única en las Sagradas Escrituras y cuando él fue expulsado de Roma, decía a quienes buscaban respuestas a sus dudas exegéticas, que acudieron a ella: Si después de mi partida, alguna duda o disputa surgiera en relación con las Sagradas Escrituras, acudan a Marcela, ella juzgará sobre tal situación… (Bracamontes, 2020, pp. 25-26)
“Calificada por Jerónimo como "muy amiga del trabajo" (philoponotáte) no se contentaba con explicaciones que no le convencieron, como bien explica nuestro santo: "En efecto, cuando yo estaba en Roma, siempre que me veía rápidamente me preguntaba algo de la Escritura. Ella seguía el método pitagórico, no tomando por seguro todo lo que le había respondido; la autoridad preestablecida y desprovista de fundamento no tenía ningún valor para ella; sino que lo examinaba todo, pesaba cada cosa con su espíritu sagaz, de tal manera que yo tenía el sentimiento de tener en ella no tanto un discípulo como un juez" (Rivas, 2012, pp. 156-157)
Jerónimo reconoce en Marcela su conocimiento impecable del griego y del hebreo, junto a su ardor por las Sagradas Escrituras; de hecho, será a ella, a quien él le dirigirá la mayor parte de las cartas en lo concerniente al tema bíblico. Por otro lado, las mujeres del Aventino, se denominan discípulas de Marcela, la admiran y la reconocen como su maestra de Biblia.
*PAULA Y SU HIJA EUSTOQUIA: Paula, mujer cristiana, nació en el año 347, de familia noble de ascendencia romana y griega. Tuvo cuatro hijas y un hijo. Al enviudar pasó a formar parte del Círculo del Aventino. Era amiga de Marcela. Asume el ascetismo oriental como su estilo de vida, fundando varios monasterios y se dedica a la oración y al estudio de las Sagradas Escrituras. Su estilo de vida fue asumido por su hija Eustoquia y su nieta Paulina.
Cuando Jerónimo entra a formar parte del Círculo del Aventino, se teje entre él y Paula una profunda amistad, hasta el punto que, cuando Jerónimo fue expulsado de Roma, Paula y Eustoquia se unieron a él en Belén.
Jerónimo quedará deslumbrado con la capacidad intelectual y el dominio de las lenguas bíblicas que posee Paula. “En la Carta 108,2 dice textualmente sobre ella: Voy a decir otra cosa que quizás les parezca increíble a sus detractores: la lengua hebrea, que, sólo en parte, yo aprendí con tanto trabajo y sudor en mi juventud, y que con incansable esfuerzo de perfeccionamiento nunca abandonó, para que tampoco ella me abandone a mí, esta [Paula] se propuso aprenderla, y lo consiguió hasta tal punto y la logró en tal grado, que podía cantar los salmos en hebreo y que en su conversación no se notara resabio ninguno de latinismo” (Bracamontes, 2020, pp. 28-29)
La colaboración de Paula junto a su hija Eustoquia será determinante cuando Jerónimo prácticamente se queda ciego y con pocas fuerzas físicas para leer y escribir por su propia cuenta, ellas dos lo animarán y colaborarán junto a él para terminar los trabajos bíblicos.
La muerte de Paula, causará en Jerónimo un profundo dolor que tardará dos años en sobreponerse, de este modo, lo expresa él con sus propias palabras: “un increíble dolor que, de tal manera se apoderó de mi mente, que juzgué conveniente guardar silencio por un tiempo antes que alabar sus méritos y virtudes con un lenguaje que no le hiciera justicia… la he perdido a ella que era mi consuelo” (Bracamontes, 2020, p.30)
Es importante mencionar que cuando Jerónimo aturdido por la muerte de Paula “se niega continuar con su tarea de traductor van a ser los ruegos de Eustoquia los que le animen a continuar y va a ser a ella a quien finalmente dedicará su traducción final de la Vulgata.” (Rivas, 2012, p. 165)
“Estos sentimientos de Jerónimo (por Paula y su hija Eustoquia) se unían a un profundo respeto y admiración por sus extraordinarios atributos intelectuales y morales que se reflejan en sus palabras: “no es el género lo que nos hace hijas e hijos espirituales de Dios, sino la virtud, porque juzgamos la virtud de las personas no por su sexo sino por su carácter”. (Bracamontes, 2020, p.30)
En definitiva, el trabajo intelectual, la inteligencia, la disciplina, el ardor por la Sagrada Escritura y su contribución no solo en la traducción, sino en la exégesis y hermenéutica, junto a la amistad que unió a estas tres mujeres con Jerónimo fueron indispensables para desarrollar la obra, La Vulgata. Reconocer su trabajo y visibilizar es honrar a tantas mujeres que construyen cada día con su preparación académica y su sabiduría el conocimiento bíblico y teológico en la Iglesia.
REFERENCIAS:
Bracamontes, M. (2020). Marcela, Paula y Eustoquia: traductoras, exégetas y hermeneutas con Jerónimo. Revista CLAR, 2, 21-31.
Rivas, F. (2012). Jerónimo y las mujeres del Aventino: estudio de la Escritura. Iguales y diferentes: interrelación entre mujeres y varones cristianos a lo largo de la historia, 129-169.
Teóloga
Luz Milena López Jiménez. FMA