| Luz Marina Méndez Carrillo
Llamada a transitar en el camino de un ser prodigioso. Aquel donde habitó el Cristo Divino. El Gran Espíritu Solar. El único que podía ver más allá del socavón del alma y sacudir la profundidad de la conciencia. El ser más grandioso que hasta hoy ha pisado esta tierra.
No en vano la transformación espiritual que tuvo MARÍA DE MAGDALA. Por ende, no es extraño que haya sido la primera mujer, Apóstol. Su espíritu fue sanado, limpio desde sus raíces. Haciendo de ella, una mujer renacida, con capacidad de ver más allá de la pupila humana. Una mujer sabia.
La sociedad de la época no daba importancia ni prevalencia a la mujer, y menos, reconocía en ella, liderazgo alguno. Al contrario, fue invisibilizada. Relegada a una más del rebaño.
Tropezar, caer y levantarse
Elegida, sabia, vidente,
Tropezar, caer y volver a levantarse
Llorar con los ojos del alma
Aceptar un reto
Levantar la mano
En el camposanto de las almas muertas
Señaló senderos
De inspiración divina
Fuente de luz
Paradigma de vida.
Imagen, autoría de la suscrita.
Luz Marina Méndez Carrillo/10072023/Derechos de autora reservados