#LectioDivinaFeminista MINORIDAD QUE ABRAZA, HOSPITALIDAD QUE TRANSFORMA

Lc. 14, 1.7-14
| Yolanda Olivera Alberca
1. Ambientación:
Aquí estoy Jesús con mis preocupaciones, miedos y deseos, quiero estar un rato contigo. Te presento mi día, quiero iniciar esta nueva jornada junto a ti, te cuento que en mi corazón anida un poco de desánimo, por ello te digo, regálame tu esperanza y el fuego de tu sabiduría para poder vivir en sintonía y acoger tu Palabra que fortalezca mi frágil y vulnerable Fe. Puedes escuchar la canción “Como en tus manos” de Amanecer https://www.youtube.com/watch?v=2zvgKRqIF0o&list=RD2zvgKRqIF0o&start_radio=1
2. Lectura ¿Qué dice el texto?
Un sábado Jesús fue a comer a la casa de uno de los fariseos más importantes, y ellos lo observaban. Jesús notó que los invitados trataban de ocupar los puestos de honor, por lo que les dio esta lección: «Cuando alguien te invite a un banquete de bodas, no escojas el mejor lugar. Puede ocurrir que haya sido invitado otro más importante que tú, y el que los invitó a los dos venga y te diga: Deja tu lugar a esta persona. Y con gran vergüenza tendrás que ir a ocupar el último lugar.
Al contrario, cuando te inviten, ponte en el último lugar y así, cuando llegue el que te invitó, te dirá: Amigo, ven más arriba. Esto será un gran honor para ti ante los demás invitados. Porque el que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado.»
Jesús dijo también al que lo había invitado: «Cuando des un almuerzo o una comida, no invites a tus amigos, hermanos, parientes o vecinos ricos, porque ellos a su vez te invitarán a ti y así quedarás compensado. Cuando des un banquete, invita más bien a los pobres, a los inválidos, a los cojos y a los ciegos. ¡Qué suerte para ti si ellos no pueden compensarte! Pues tu recompensa la recibirás en la resurrección de los justos.»
3. Meditación ¿Qué me dice el texto?
En el Evangelio de hoy nos encontramos ante una fiesta y tenemos como trasfondo una comida compartido, Jesús es invitado a comer en casa de uno de los fariseos más importantes. Me imagino la escena de esta fiesta con muchos invitados/as, donde seguramente estaban las mujeres, los niños y las niñas. En el banquete Jesús es observado por los invitados/as, principalmente por los fariseos.
Jesús aprovecha esta oportunidad para comunicarles que él está dispuesto a dialogar, a compartir, a convivir y celebrar la vida con todos/as. Es decir, Jesús estaba dispuesto para acompañar a quien lo necesitaba, a los sujetos emergentes de nuestro tiempo, los excluidos y marginados como las prostitutas, las personas LGBTQIA+, los delincuentes y todos/ as los descartados de nuestra sociedad actual. ¿Quiénes comen en tu mesa? ¿Con quiénes compartes tu banquete? Invita sin esperar, así es Dios, porque el pan compartido y repartido se multiplica. Atrévete a tejer humanidad donde prima la división, la violencia y las desigualdades sociales.
Los cojos, los ciegos y los paralíticos de nuestro tiempo siguen esperando ansiosos/as una invitación de visibilidad y reconocimiento de sus derechos. Ellos/as siguen resistiendo y manteniendo viva la esperanza de que en algún rincón del mundo, les daremos la posibilidad de compartir nuestra mesa y nuestro banquete. El amor y la gracia de Jesús nos envuelvan para canalizar los privilegios que buscamos de manera inconsciente y consciente y nos arriesguemos a cruzar los muros tejiendo redes de hospitalidad que se construyen desde la minoridad, un camino que exige cambiar nuestro paradigma de mirar y concebir la Vida.
Jesús de Nazareth nos lanza a que nos arriesguemos a compartir nuestra comida con personas que no nos van a dar ninguna recompensa. En otras palabras, con aquellos/as que no cuentan con un estatus social. Desde esta lógica, estaremos viviendo la hospitalidad y la humildad. Así como, haciendo vida lo que hoy nos recuerda el Evangelio “cuando te inviten, ponte en el último lugar y así, cuando llegue el que te invitó, te dirá: Amigo, ven más arriba”. ¿Cómo ejercer los servicios pastorales que realizas? ¿Exiges ser reconocido/a y tener un puesto en los banquetes donde te invitan?
Ser discípulo/a de Jesús requiere tener capacidad de discernimiento y de conversión, porque los títulos, los reconocimientos y deseos latentes de poder habitan en nuestro corazón. Cuando esto se presenta mira a Jesús, él vivió y amó sin esperar ser servido. Así como, el apóstol de Jesús de este tiempo tiene que tener la capacidad para resistir, dialogar, crear comunión y un lugar seguro para que los sujetos descartados, ellos y ellas tienen derecho a compartir el pan como cualquier otra persona.
La felicidad más plena está en compartir con quienes no tienen los privilegios que yo tengo.¿Qué tiempo inviertes ayudando a los que necesitan? ¿En qué situaciones encuentras en rostro de Jesús? Te invito a colocarte a la rivera del camino, contempla las fatigas, las angustias y dolores de las personas que encuentras. Ellos/as nos enseñan que es posible vivir libres de privilegios y reconocimientos, nos invitan a mirar con ojos de finitud, donde la comunión nos cambia el horizonte y se construye desde la circularidad, reconociendo que en la mesa, el pan de nuestras abuelas, tías, madres alcanza para todos y todas, porque estamos invitados/as a ser la profecía de la minoridad y de la hospitalidad.
4. Oración: ¿Qué me hace decir a Dios?
Jesús, como mujer, hoy me comprometo a vivir en sentido de hospitalidad y humildad, a no buscar el primer lugar, sino el lugar del amor y el servicio. Quiero abrir mi mesa y mi corazón a quienes no tienen voz ni lugar. Hazme generosa sin esperar nada a cambio, valiente para amar sin medida y fiel a tu Palabra de incluir, levantar y dignificar a quien este necesitando.
5. Contemplación: ¿Qué me da a conocer?
Te invito a volver a leer el Evangelio, entra a la escena del texto, observa y contempla como Jesús interactúa con todos/as. Acoge los diferentes diálogos que Jesús tiene con los fariseos e invitados/as. Si te sientes a gusto puedes conversar con Jesús, tú eres también uno de los invitados/as a esa fiesta.
6. Compromiso: ¿Qué camino de vida me invita a seguir?
Como mujer discípula de Jesús, me comprometo a vivir con humildad y minoridad, a servir sin esperar recompensa y a acoger, acompañar a los sujetos emergentes que claman un lugar seguro, signo y humanizado, porque en ellos/as está Dios.
Yolanda Olivera Alberca, FMMDP