María Magdalena seguidora de Jesús, discípula y amiga fiel, me enseña que no hay que aceptar las barreras que fabrica el mundo, ni temer al qué dirán sino seguir el camino que la Ruah te inspira.
Por eso, iría por los mismos caminos que voy siempre acercándome a la gente con la que me encuentro en cada situación sin buscar escenarios importantes y, siguiendo los pasos del Maestro, intentar ser fiel seguidora en las acciones cotidianas más que en las palabras: acoger, respetar, dar(me) y transmitir de ese modo el Amor de Dios y la justicia del Reino. Y, como soy muy limitada, y sé que me quedo corta, no olvidarme de volver una y otra vez a la fuente del Amor del Padre-Madre Dios para poder ser cada día un poco más fiel a su mensaje y a su llamada.