El pasaje del evangelio de este domingo, me lleva a mirar con el corazón, la espiritualidad de Marta y María: En el quehacer de las manos maravillosas de la mujer que desde niña, están dispuestas al trabajo y al servicio. Y, en la actitud contemplativa de silencio y escucha. Gracias, mujeres, compañeras de búsqueda y camino. Un abrazo de sororidad desde este rinconcito de Colombia.