#LectioDivinaFeminista LA PUERTA ANGOSTA

Lucas 13, 22-30
| Norma Melara
“La pobreza es la enfermedad de los que pierden el nombre el rostro, la voz; es la enfermedad de los indocumentados de la muerte que ataca a cada instante; es la tristeza en la mirada de los niños moneda de cambio en las políticas: palabra y demagogia, himno del dolor, lamento de la humanidad”
Esther Gallardo en “Pobreza” describe cómo la miseria
permea todos los niveles de la existencia y desnuda
la hipocresía de los sistemas políticos.

La Puerta Angosta: Un aviso para la Mujer Latinoamericana
Mis queridas hermanas, el pasaje de Lucas 13, 22-30 anima a pensar sobre la "puerta angosta" que tenemos en todos los países latinoamericanos y teniendo presente lo significativo de esforzarse para ingresar por ella. Para nosotras las mujeres latinoamericanas, esta Palabra Bíblica resuena con suma hondura particular, considerando los retos y la objetividad que muchas enfrentamos en nuestro batallar diario.
Nuestra Lectura
El pasaje de Lucas 13, 22-30 es una sección clave dentro del viaje de Jesús hacia Jerusalén, un período en el que su enseñanza se intensifica y adquiere un tono más urgente y escatológico. Este texto aborda temas cruciales como la salvación, la elección, la perseverancia y el juicio final.
I. Contexto General y Estructura
Contexto Inmediato: El pasaje se sitúa cronológicamente después de la advertencia de Jesús sobre la necesidad del arrepentimiento (Lc 13, 1-9) y la curación de la mujer encorvada en sábado (Lc 13, 10-17), lo que provoca una discusión con los dirigentes religiosos. Precede a las parábolas del grano de mostaza y la levadura (Lc 13, 18-21), que ilustran el crecimiento del Reino de Dios.
Contexto Amplio (Viaje a Jerusalén): Lucas estructura su evangelio alrededor de este "viaje" (Lc 9, 51 - 19, 27), que es más que un desplazamiento geográfico; es un viaje teológico hacia el cumplimiento de la misión de Jesús en Jerusalén, donde enfrentará la cruz y la resurrección. Durante este viaje, Jesús enseña con autoridad, confronta a sus oponentes y revela la naturaleza del Reino de Dios.
La Puerta Angosta: Una Meditación del Corazón
Respira hondo y cierra los ojos por un momento. Deja que la agitación del día se disipe y permite que tu espíritu se encuentre con estas palabras de Jesús.
Lucas 13, 22-30 nos pinta una escena vívida: Jesús, en su camino resuelto hacia Jerusalén, nos detiene con una pregunta que perfora el alma. Alguien le pregunta: "¿Son pocos los que se salvan?" Y su respuesta no es un número, sino una urgencia: "Esfuércense por entrar por la puerta angosta."
Piensa en esa "puerta angosta." No es una avenida amplia y concurrida, sino un pasaje que exige esfuerzo, que pide que dejemos atrás pesos innecesarios, que nos obliga a ser conscientes de cada paso. En nuestra vida, ¿cuáles son esos "pesos" que nos impiden avanzar por ese camino? ¿Quizás el apego a lo material, el miedo al juicio, la comodidad que nos estanca, o el rencor que nos hace pesados?
Jesús nos advierte: "muchos intentarán entrar y no podrán." Es una verdad que duele, pero es una invitación a la reflexión. No basta con el deseo superficial, con un "quizás mañana." Llega un momento, nos dice Jesús, en que "el dueño de casa se levante y cierre la puerta." Y entonces, de nada servirá golpear, recordar que "comimos y bebimos contigo." La verdadera conexión no es casualidad o proximidad física, sino una transformación profunda, un vivir conforme a su voluntad. Él dirá: "No sé de dónde son; apártense de mí, todos los que hacen iniquidad." La iniquidad no es solo el pecado evidente, sino cualquier cosa que nos aleje de la rectitud, de la compasión, del amor verdadero.
Pero la meditación no termina en la advertencia. Jesús nos abre una visión gloriosa: un banquete, una celebración donde "vendrán del oriente y del occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios." Mujeres y hombres de todas las latitudes, de todas las historias, sentados juntos en comunión. Y aquí viene la gran sorpresa: "Así, hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos."
Este es el corazón del mensaje: el Reino de Dios invierte nuestras expectativas. Los que quizás fueron despreciados, olvidados, marginados por el mundo, si han respondido con fe y esfuerzo, serán bienvenidos. Y aquellos que quizás se sentían con un derecho asegurado, si su corazón no estaba verdaderamente con Dios, podrían quedar fuera.
Hoy, pregúntate: ¿Estoy esforzándome por esa puerta angosta? ¿Estoy viviendo una fe que transforma mi vida, o solo una fe de apariencias? No es un juicio, sino una invitación a la introspección. La puerta está abierta ahora. La mesa está siendo preparada. ¿Estamos listos para sentarnos en ella, dejando atrás lo que nos estorba y abrazando la verdadera justicia y el amor profundo que nos llama a ser parte de Su Reino?
Que esta meditación te impulse a vivir con propósito y con el corazón abierto a la llamada de Jesús.
La Puerta Angosta y el Banquete Mesiánico: Una Contemplación
Imagina a Jesús, caminando con determinación hacia Jerusalén, sabiendo lo que le esperaba. Su enseñanza en este viaje se vuelve más urgente, más punzante. Alguien le pregunta, con esa curiosidad tan humana: "¿Son pocos los que se salvan?" Y Jesús, en lugar de dar un número, nos da una dirección, una misión: "Esfuércense por entrar por la puerta angosta."
Detente en esa imagen: una puerta angosta. No es una entrada gloriosa y amplia, adornada y fácil de cruzar. Es un paso que requiere esfuerzo, una lucha interna, una "agonía" en el sentido más profundo de la palabra. Nos pide que nos despojemos de lo superfluo, de los apegos, de las excusas que nos impiden avanzar. ¿Qué llevamos hoy que nos impide pasar por esa puerta? ¿El peso del rencor, la comodidad que nos adormece, el miedo a ser diferentes, la soberbia de creer que ya lo sabemos todo? La puerta angosta es el camino del discipulado verdadero, el de la renuncia a uno mismo para seguir a Cristo. Es un llamado a la radicalidad del Evangelio en un mundo que a menudo valora lo fácil y lo superficial.
Jesús es claro: "muchos intentarán entrar y no podrán." Esta no es una amenaza divina, sino una advertencia compasiva. Una vez que el "dueño de casa se levante y cierre la puerta," no habrá vuelta atrás. Esos que golpean desde afuera, recordando haber "comido y bebido" con Él, revelan una familiaridad superficial, una relación sin compromiso real. Les falta ese vínculo profundo, esa transformación del corazón. La familiaridad con lo sagrado no es suficiente; lo que cuenta es la intimidad y la obediencia, el "hacer iniquidad" que nos separa. ¿Cuántas veces en nuestra vida nos conformamos con la apariencia, con estar "cerca" sin habitar realmente el mensaje y la vida de Jesús?
Pero la contemplación no termina en la exclusión. Jesús eleva nuestra mirada hacia una visión de esperanza desbordante: un banquete mesiánico. Vendrán gentes "del oriente y del occidente, del norte y del sur," y se sentarán a la mesa en el Reino de Dios. Esta es la gracia que rompe todas las barreras. Los patriarcas, los profetas, y junto a ellos, una multitud inesperada: los gentiles, los marginados, los que el mundo consideró "últimos."
Aquí reside la profunda inversión del Reino: "Así, hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos." Esta verdad es un bálsamo y, a la vez, un aguijón. Un bálsamo para los que han sido invisibles, despreciados, oprimidos, para los que han luchado incansablemente desde la periferia, manteniendo viva su fe en medio de la adversidad. Ellos, con su humildad y perseverancia, encontrarán su lugar de honor. Y es un aguijón para aquellos que, por su posición social, riqueza o religiosidad externa, se creían con un puesto asegurado. Si su corazón no se ha entregado verdaderamente, si no han transitado por la puerta angosta del arrepentimiento y la fe viva, podrían descubrirse fuera.
Esta contemplación nos llama a la acción. Nos invita a examinar nuestra vida, no con temor, sino con honestidad. ¿Estamos priorizando el esfuerzo espiritual sobre la comodidad material? ¿Nuestra fe es un adorno o el motor de nuestra existencia? El banquete nos espera, una mesa de comunión y gozo sin límites. Pero la entrada requiere un compromiso, una decisión hoy, y cada día. Esfuérzate, porque la puerta angosta es el camino a la verdadera vida, y el banquete, la promesa de la plenitud.
La Tarea Constante en Medio de la Adversidad
Jesús nos insta a "esforzarnos por entrar por la puerta angosta". En el contexto latinoamericano, esto puede interpretarse como la lucha diaria por la sobrevivencia, por la justicia, por la educación, por la igualdad de oportunidades y por la seguridad en entornos que a menudo son agresivos. Muchas mujeres latinoamericanas se esfuerzan incansablemente para sacar adelante a sus familias, superando obstáculos como la pobreza, la violencia de género, la discriminación y la falta de acceso a recursos básicos. Su perseverancia, resiliencia y determinación son un testimonio vivo de este esfuerzo constante.
La Urgencia de la Transformación Personal y Social
La RUAH manifiesta que muchas mujeres querrán entrar y no podrán. Esto nos lleva a considerar la urgencia de una metanoia, no solo individual, sino también social y estructural. Para la mujer latinoamericana, esto significa no conformarse con las injusticias, sino buscar activamente un cambio. Es un llamado a alzar la voz contra la opresión, a participar en espacios de toma de decisiones, a educarse y a empoderarse. La "puerta angosta" puede representar el camino de la conciencia crítica y la acción transformadora que busca un futuro más equitativo y justo para todas.
La Exclusión y la Inclusión: Una comunicación de Esperanza y Advertencia
La parábola también habla de aquellas personas que serán excluidos, los que comieron y bebieron con Él, pero no lo conocieron verdaderamente. Esto puede resonar con la experiencia de muchas mujeres latinoamericanas que, a pesar de estar en el "margen" de la sociedad, son las que a menudo encarnan los valores de fe, solidaridad y comunidad. El mensaje de que "vendrán del oriente y del occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios" es un bálsamo de esperanza. Sugiere que la verdadera inclusión no se basa en el estatus social, la riqueza o el poder, sino en la fe genuina y en vivir de acuerdo con los principios del Reino.
Aquellas que han sido invisibilizadas o marginadas en este mundo pueden encontrar su lugar de honor en el Reino de Dios, mientras que aquellos que se creían privilegiados podrían quedarse fuera. Este es un llamado a la humildad y a reconocer que el Reino de Dios es para todos, especialmente para los que buscan la justicia y la verdad con un corazón sincero.
Una Ruta de Compromiso y Fe
En conclusión, Lucas 13, 22-30 su mensaje demanda a la mujer latinoamericana a no debilitarse en su batalla del día a día. Es un llamado a la resiliencia, a la búsqueda inagotable de la justicia y a la fe abismal que trasciende las dificultades. La puerta angosta no es una ruta de fácil, pero es el camino que lleva a una vida plena de propósito y a la promesa de un futuro de esperanza y dignidad.
Aplicación desde el Arte
El arte es una hermosa herramienta muy poderosa para transmitir mensajes y movilizar emociones. Para llevar el mensaje de lucha a más mujeres, podemos explorar diversas formas artísticas. Acá te presento como desde la Poesía Escénica y Spoken Word: Recitar poesía con mensajes potentes sobre la lucha de las mujeres, la sororidad y la transformación social. Este formato permite una conexión directa y emotiva con el oyente.
Al integrar el arte en la lucha, no sólo se visibilizan las problemáticas, sino que también se empoderan a las mujeres para que encuentren su propia voz y actúen por el cambio.
“Aun así me levanto” de Maya Angelou
Tú puedes escribirme en la historia con tus amargas, torcidas mentiras, puedes aventarme al fango y aun así, como el polvo… me levanto.
¿Mi descaro te molesta? ¿Por qué estás ahí quieto, apesadumbrado? Porque camino como si fuera dueña de pozos petroleros bombeando en la sala de mi casa…
Como lunas y como soles, con la certeza de las mareas, como las esperanzas brincando alto, así… yo me levanto.
Este poema transmite fortaleza ante cualquier intento de opresión, reivindicando la herencia, el orgullo y la esperanza de las personas marginadas y luchadoras. Angelou utiliza imágenes poderosas y repetición para subrayar la resiliencia frente a la adversidad.