Preparada para caminar en la marcha del silencio

Preparando las fotografías para caminar en la marcha del silencio, al mirar cada rostro y recordar el cruce de caminos en mi vida reflexiono que: El altar donde colocaré sus fotos no es un espacio de muerte,sino un lugar teofánico, un sitio donde Dios Padre y Madre se manifiesta en la memoria de las mujeres que resistieron, que nos mostraron el camino.

Cada flor, cada foto, cada vela encendida es una parábola de esperanza encarnada.

Las defensoras de la vida, de la justicia, del territorio y de los derechos humanos fueron y siguen siendo las Marías Magdalenas de nuestro tiempo: mujeres que no se alejaron del dolor, que nombraron la injusticia,que no dejaron solos a sus pueblos.

Hoy las recordamos no como víctimas, sino como testigas de la vida que no se rinde.

Su fe se hizo cuerpo,su amor se hizo justicia,su rebeldía se hizo oración.

Como escribió Simone Weil, “la atención, absolutamente pura, es oración.” En la vida de estas mujeres, esa atención fue entrega:

miraron el sufrimiento del mundo

y respondieron con amor activo.

En su nombre levantamos el altar y nuestras voces, para decir que su memoria no será silenciada.

Y que su resurrección ocurre cada vez que una mujer defiende la vida,

cada vez que una palabra se levanta contra la impunidad, cada vez que una comunidad se organiza para cuidar el territorio, el agua, la tierra y la dignidad.

Estamos aquí honrando su vida

para que su ejemplo siga ardiendo en el corazón de la historia.

Convencida estoy de que en ellas Dios se hizo memoria,y en nosotras, Dios sigue haciéndose camino,

porque vivas nos queremos,

vivas las recordamos y vivas seguimos caminando en su nombre

! PRESENTES!

Bertha Rodríguez Ríos

Alma Caballero Talamantes

Manuela Escárcega

Sara Salazar Hernández

Irma Ávalos

Esther Chávez Cano