#AdvientoFeminista2025 Privilegio de lo arcaico sobre lo evangélico
| Merche Saiz
Resulta profundamente desolador constatar que la Iglesia de Roma persiste en su inquebrantable postura de denegar el acceso al diaconado femenino, y por extensión, al presbiterado. Esta decisión, anunciada recientemente en Vida Nueva*, no hace sino perpetuar una tradición que, bajo el pretexto de fidelidad histórica, enmascara una resistencia obstinada al cambio, anclada en interpretaciones que privilegian lo arcaico sobre lo evangélico.
Esta Iglesia, impregnada de misoginia y aferrada a estructuras vetustas, se niega a ceder terreno arguyendo que Cristo fue varón, obviando deliberadamente que su encarnación en este mundo fue posible gracias al supremo esfuerzo de una mujer: Maria .
¿Por qué, entonces, hemos de permanecer eternamente silenciadas? ¿Qué rol desempeñan esas mujeres que ostentan altos cargos en la jerarquía eclesial? Su presencia, lejos de infundir un hálito de modernidad, parece ornamental; no luchan por las de su género, olvidando que somos nosotras, las mujeres, quienes sostenemos los pilares de la Iglesia con nuestra labor incansable en las comunidades y nuestra transmisión de la fe a través de las generaciones.
Fueron las mujeres las primeras portadoras de la Buena Nueva, testigos privilegiados de la Resurrección, y sin embargo, llevamos más de dos mil años cargando con el peso de una exclusión sistemática. Accedemos apenas a seis sacramentos, mientras que los varones gozan de los siete, como si el Orden Sagrado fuera un coto vedado por designio divino inmutable. Incluso en el Bautismo, donde se nos proclama sacerdotes, profetas y reyes, esta dignidad parece reservada en plenitud solo al sexo masculino, reduciendo nuestra participación a un mero eco subordinado.
Una vez más, elevo mi voz para reclamar que la Iglesia nos pida perdón por el daño que nos inflige, por las heridas invisibles de las mujeres marginadas en su propia casa espiritual. Una vez más tenemos que ser verdaderas profetas: desde las bases, sin temor ni reticencia, hemos de forjar una Iglesia que viva auténticamente el Reino anunciado por Cristo, un Reino de inclusión, de igualdad radical, donde la voz femenina no sea un susurro periférico.
* Consulta el artículo aquí: https://www.vidanuevadigital.com/2025/12/04/el-vaticano-cierra-la-puerta-al-diaconado-femenino-por-ahora/