#retopascual2024 El Reino de los cielos: Un caminar esperanzador

El Reino de los cielos: Un caminar esperanzador
El Reino de los cielos: Un caminar esperanzador

 Irene Vallejo, en su libro Alguien habló por nosostros”, me recuerda en esta época de cuaresma, que la realidad está tejida de errores, desaciertos, desatinos, torpezas, necedades, insensatez, etc., y que esto no es nuevo, sino que lo venimos arrastrando desde tiempos ancestrales.

La sociedad que hoy vivimos parece que venera y premia los comportamientos agresivos. Al parecer la evolución de la palabra agresión, está tomando, “carta de naturaleza” -dice Vallejo. Las actitudes agresivas que hoy inundan la atmósfera son contagiosas.  Pero eso mismo sucedía ya en el siglo I, cuando Jesús de Nazareth nos enseñaba como alcanzar el Reino de Dios, y much@s como autómatas, caminaban por las calles desvíando su trayectoria, irritándose contra aquellos que obstaculizaban su paso, de la misma manera que  hoy en día.

Entendemos que jamás será lo mismo mirar la realidad desde el centro hegemónico (lugar físico social o simbólico en el que se sitúa una persona) que desde los márgenes, pues las perspectivas son distintas, permitiendo o impidiendo descubrir ciertos aspectos de la realidad completa.        

 Carmen Bernabé nos presenta una propuesta de El Reino de Dios desde la marginalidad creativa de la vida y la familia de Jesús, tomando en consideración que “el lugar en el mundo de una persona no es una mera localización física o geográfica, sino social, ideológica, simbólica y mental”.[1]

Jesús puso en marcha desde los márgenes un movimiento de renovación intrajudío, donde la categoría de marginalidad guarda total coherencia con la intuición original presente en el mensaje y la praxis de Jesús de Nazaret. Junto con la puesta en marcha de su movimiento aparecía un lugar de resistencia y transformación positiva, un lugar hermenéutico y  una nueva perspectiva de la mirada, como  característica fundamental en su enorme creatividad transformadora.[2]

“No se trata de una marginalidad que se ansía perder para integrarse en el centro hegemónico; no es la marginación impuesta, sino la marginalidad elegida; un lugar que se elige, en el que una persona se sitúa porque nutre su capacidad de resistir la mirada y las valores hegemónicos que ordenan y controlan el espacio; un lugar que ofrece una perspectiva radical desde la que mirar, imaginar y crear alternativas y nuevos espacios”.[3]

Sin embargo, para hablar de cambio de paradigma y nuevas perspetivas,  es importante pensar cómo a lo largo de la historia han surgido grandes cambios en las formas de pensar y de actuar frente al prójimo. Necesitamos ser rebeldes como lo fue Jesús de Nazaret que nunca claudicó, porque son estos tiempos los que deben abrir nuestro espectro y obligarnos a salir del closet de la intolerancia y el egoísmo, sabiendo que Dios nos ama, ama a cada persona y así lo hace (o debiera hacer) la iglesia, renovando en tod@s su compromiso en la lucha, contra toda discriminación y cualquier tipo de violencia.

Y es, en María Magdalena, como mujer y primera testiga de la Resurrección, donde encontramos también una muestra de ello, pues nos invita a abrir caminos nuevos como testig@s del nuevo resurgimiento (reaparición), encomendados a anunciar la nueva noticia y al encuentro con el Resucitado. Una resurrección o, en palabras de Xavier Melloni, de una “surrección”[4] que nos invite a un cambio en nuestro nivel de consciencia a algo totalmente nuevo, de lo totalmente inesperado, no simplemente a una repetición. Ser resistencias de esperanza para reconocer a Jesús en nuestras acciones, como María reconoció a Jesús, a su (y nuestro) Maestro en la tumba vacía. Dónde Jesús le habla (nos habla) por su nombre, donde nos reconoce como humanidad y nos saca de nuestro descentramiento, como una presencia envolvente que aparece en nuestro interior y nos provoca a salir de nuestras propias tumbas, salir a una nueva vida y hermanarnos, solidariamente y renovados en el amor, para recrear un mundo nuevo, viviendo con fuerza y esperanza, el primero, el mayor y más grande de los mandamientos, Mc 12,30-31: “Amar a Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas” y el segundo: “Amar a tu prójimo como a ti mismo”.

[1] Bernabé Ubieta, Carmen, “El reino de Dios y su propuesta desde la marginalidad creativa”. En: Aguirre Rafael (ed.). De Jerusalén a Roma. La marginalidad del cristianismo de los orígenes. España: Verbo Divino, 2021. 13 (Ed. Kindle).

[2] Bernabé Ubieta, Carmen, “El reino de Dios y su propuesta desde la marginalidad creativa”, 13 (Ed. Kindle).

[3] Hooks, Yearning…, 1521-152. En: Bernabé Ubieta, Carmen, “El reino de Dios y su propuesta desde la marginalidad creativa”. 15 (Ed. Kindle).

[4] Melloni, Xavier. Conferencia: “Xavier Melloni: El sentido de la Resurrección”. (Enero, 2021).

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