#LectioDivinaFeminista SEGUIR A JESÚS, UN CAMINO QUE LIBERA EL ALMA DE MUJER

SEGUIR A JESÚS, UN CAMINO QUE LIBERA EL ALMA DE MUJER
SEGUIR A JESÚS, UN CAMINO QUE LIBERA EL ALMA DE MUJER

Lc. 14, 25-33

  1. Ambientación:

Aquí estoy Jesús, regálame tu Espíritu para poder comprender tu amor entregado y manifestarlo en las acciones pequeñas de la vida. Quiero ser tu discípulo/a, construir tu Reino con mis hermanos/as con quienes comparto mi servicio y mis sueños. Podemos escuchar la canción “Te seguiré” de Athenas https://www.youtube.com/watch?v=8Vs56VrmRRk

2Lectura ¿Qué dice el texto?

Caminaba con Jesús un gran gentío. Se volvió hacia ellos y les dijo: «Si alguno quiere venir a mí y no pospone a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, sus hermanos y hermanas, e incluso a su propia persona, no puede ser discípulo mío. El que no carga con su propia cruz para seguirme luego, no puede ser discípulo mío.

Cuando uno de ustedes quiere construir una casa en el campo, ¿no comienza por sentarse y hacer las cuentas, para ver si tiene para terminarla? Porque si pone los cimientos y después no puede acabar la obra, todos los que lo vean se burlarán de él, diciendo: ¡Ese hombre comenzó a edificar y no fue capaz de terminar!

Y cuando un rey parte a pelear contra otro rey, ¿no se sienta antes para pensarlo bien? ¿Podrá con sus diez mil hombres hacer frente al otro que viene contra él con veinte mil? Y si no puede, envía mensajeros mientras el otro está aún lejos para llegar a un arreglo. Esto vale para ustedes: el que no renuncia a todo lo que tiene, no podrá ser discípulo mío.

3. Meditación ¿Qué me dice el texto?

El seguimiento y discipulado de Jesús es un camino que requiere de perseverancia, discernimiento y fidelidad. En el discipulado hay condiciones innegociables, dice Jesús Si alguno quiere venir a mí y no pospone a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, sus hermanos y hermanas, e incluso a su propia persona, no puede ser discípulo mío. El que no carga con su propia cruz para seguirme luego, no puede ser discípulo mío”. Aparentemente son palabras que exigen renuncia; No obstante, si nos aproximamos con profundidad, podemos decir que son palabras de una resurrección del corazón, ya que rompen la cáscara para que brote el agua fresca y vivificante del Evangelio.

El seguimiento de Jesús es cotidiano, exige optar y vivir al modo de Él. Hoy Jesús nos llama con urgencia a reconstruir la paz y la justicia, él está dispuesto a apoyarnos y a caminar junto a nosotros/as. ¿Cuáles son las decisiones que debemos tomar hoy? ¿A quiénes afectan nuestras decisiones?

Jesús nos dice el que no renuncia a todo lo que tiene, no podrá ser discípulo mío”. Ser discípulo/a es aprender a integrar nuestras incertezas, a comprender que el llamado requiere de un proceso de transformación interior. Así como, arriesgarnos a construir redes de encuentro, dejando que la Ruah Divina alimente y sostenga nuestra vocación de discipulado. Sin embargo, en algunos ocasiones nos sentimos “dueños y con derecho” de pensar y de decidir por los demás sin sentarnos a dialogar y pasar por el corazón los acuerdos construidos desde la sororidad.

Jesús nos invita a dejar todo esto, a cargar su cruz y a seguirlo. Si uno vive evitando problemas y conflictos, si no sabe asumir riesgos, si no está dispuesto a construir por el reino de Dios y su justicia, no puede ser discípulo de Jesús.

No podemos ser “discípulos/as de museo”, o “cristianos incapaces de vivir contra corriente” validando actitudes “corruptos” que solo piensan en sí mismos que no anuncian el evangelio “cristianos que viven somatizando y buscando culpables a sus males”. ¿Cómo integras tus heridas sin hacer sentir culpable a las personas con quienes compartes la vida, la fe y la misión?¿Qué lugar ocupa la persona de Jesús, en las decisiones que tomas? Jesús necesita de personas que se arriesgan a vivir su Fe en proceso de conversión, dejándose ayudar y juntos/as costurar las heridas abiertas y latentes de la humanidad por los rencores, las envidias y las divisiones que se activan en el encuentro con los demás.

4. Oración: ¿Qué me hace decir a Dios?

Señor Jesús, tú que llamas con ternura para ser tu discípula, ayúdame como mujer a caminar contigo con libertad interior. Enséñame a soltar lo que me ata, a elegirte cada día, a amarte más que a mis seguridades y temores. Dame un corazón generoso para renunciar a lo que no me deja avanzar, y una fe que abrace los dolores de mis hermanos/as. Que en mi vida cotidiana pueda vivir tu Evangelio con sencillez siendo signo de esperanza.

5. Contemplación: ¿Qué me da a conocer?

Te invito a volver a escuchar el evangelio, siéntate junto a Jesús, dile que te enseñe a vivir tu discipulado, comparte con él tus miedos e inseguridades y dile que te muestre el camino que te lleve a ser una persona de manos abiertas, especialmente para quien necesita de una palabra reconfortante.

6. Compromiso: ¿Qué camino de vida me invita a seguir?

Jesús, hoy me comprometo a seguirte con el corazón libre y valiente, a poner tu amor por encima de todo, y a caminar contigo con fe, como mujer que confía y se entrega.

Yolanda Olivera Alberca, FMMDP

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