Hoy, el evangelio según el evangelista Marcos, me invita a contemplar y agradecer las maravillas que Dios Madre Padre ha hecho en mí.
Hoy al igual que Bartimeo, dejo mi manto al borde del camino y le pido al Maestro que me conceda ver: Ver la resiliencia de las mujeres, soñando un mundo más humano.
Ver la esperanza y la inocencia de la niñez, a veces marcada por el miedo. Ver la inmensidad de la creación como sacramento de la Divinidad.