#sentipensar ¡MI TENTACIÓN DE ABRAZARTE!
Tras las Huellas de Sophía es un espacio en el que queremos escuchar y dar a conocer las voces de todas las mujeres. Es por ello que hemos creado este buzón permanente con el fin de invitarlas a compartir sus voces a través de sus poemas, cuentos, sueños, ensayos, reflexiones, vivencias, imaginarios, experiencias, noticias, novelas, artículos, ilusiones, miedos o sus obras en prosa.
Hoy tenemos el gusto de darles a conocer la primera reflexión, escrita por Luz Mery Bermeo de los Ríos. De esta manera queremos animarlas a que se atrevan a escribir y a ser escuchadas por otras mujeres.
| Luz Mery Bermeo de los Ríos
“Abrir los brazos para no cerrarlos nunca, evitando así abrazar a una sola persona.” Lo leí en un libro que se llama un tesoro en vasijas de barro, fue en la preparación para mis votos…
La vida nos ofrece momentos, experiencias, personas, e instantes que quisiéramos congelar para siempre… algunas de estas tardan un poco en desaparecer de nuestra vida, nuestra memoria los recuerda con cariño y en algunos casos con terquedad y pudiendo ser libre y dejar en libertad elige recordar, atrapar, abrazar con fuerza para no dejar escapar…
En la familia vivimos esos primeros momentos, los papás, no quieren que se marchen los hijos y los hijos, no quieren que falten nunca los padres. Luego en la escuela, en nuestros círculos sociales, empiezan a aparecer personas que sin pensar, se hacen especiales, nos gusta compartir con ellos y su presencia nos agrada. Sin embargo, la vida nos lleva de un lugar a otro y aquellos con quienes disfrutamos, desaparecen lentamente… dejando espacio para nuevas experiencias, nuevas personas, a las cuales dudamos, en acoger porque no queremos sufrir cuando se marchen, pero nuestro corazón de nuevo se ablanda con palabras como: “Usted ya se encartó con nosotros, porque ya la queremos mucho”… “cuando nos vemos?”… “me encantaría volver a verte!!!”… “me has hecho falta”… y pienso que al final, son las personas las que nos mueven a amar y sacan lo mejor de nosotros.
Entonces, debo dar la razón a San Ignacio: “la única forma de disfrutarlo todo, es no apegarse a nada.” Y aunque suena cruel, o por lo menos así me parece, siento que el camino es la libertad, libertad en la que nos creó Dios y en la que quiere que vivamos, entonces busco apoyo para vivir en libertad y te veo Señor clavado en la Cruz, con los brazos abiertos para no cerrarlos nunca… dispuesto a acoger a toda la humanidad y veo que duelen esos clavos, pero son necesarios, pues a veces me vuelvo egoísta al querer que las personas sean sólo para mí y tú me enseñas que no es así. Entonces finalizo con el sabio del Eclesiastés:
“Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo… un tiempo para abrazarse, y un tiempo para despedirse.” (Ecl 3, 1.5)
