#adviento2023 ÚLTIMO DÍA DE ADVIENTO

ÚLTIMO DÍA DE ADVIENTO
ÚLTIMO DÍA DE ADVIENTO

Mi amigo español, dependiendo de una máquina varios días a la semana, para sobrevivir. Con la visión nublada sale a ejercitarse, solo se guía para caminar y no caerse, tocando la pared circundante de un campo de futbol. Lo recorre hasta completar varios kilómetros. Anteriormente fue maratonista, ahora para quitarse el anhelo de correr, hace carreritas de tan solo, 50 o 100 metros. Mientras una joven mujer, con cuatro décadas de vida, anuncia que Valentino, su milagro, ha nacido, y los dos están bien. Otro hombre joven, a quien no conozco físicamente, pero es parte de mi vida en cada instante desde hace cuatro meses, permanece en una situación injusta, víctima de la maldad de otros. Espera por un resultado justo que cada día se vislumbra más sombrío y lejano. Mientras una amiga anciana y enferma, a miles de kilómetros, vive la intolerancia, el desamor y la desconsideración machista y prepotente de los dos varones de su vida. Ocasionalmente vienen a mí, las lágrimas, por la partida reciente de un hermano de comunidad, a quien quería y del cual recibí grandes testimonios de la presencia del Señor. Así es el presente para algunos de nosotros, en estas últimas horas de Adviento, tiempo de esperanza, de preparación para la rememoración de la venida del Señor Dios, niño.

Cuando he escuchado el desaliento de unos, cuando he sentido la desesperanza del otro, cuando he gozado con la alegría de aquélla y la tristeza velada de la anciana, cuando la ausencia de mi hermano de comunidad me embarga, cuán difícil es decir: Padre, confiando en tus designios con serenidad, espero para celebrar que desde milenios vino tu Hijo, Jesús Santísimo, para decirnos, enseñarnos que estando a tu lado, estaríamos bien.

Y el evangelio de hoy, en este cuarto domingo de Adviento, que nos narra la Anunciación, donde María, una mujer joven, intrépida, valiente y audaz, ante la invitación tuya, trasmitida por el ángel, te responde que SÍ. Aún sabiendo que puede perder la vida, que puede ser desprestigiada socialmente, te da su HÁGASE TU VOLUNTAD EN ELLA, con inteligencia, decisión y analíticamente, con confianza plena, se atreve a seguir tu petición, enseñándome que el camino hacia Ti que eres mi Padre, que con amor eterno me amas, y a cada uno de tus hijos, es CREER en que nos das y darás lo mejor, en cada momento.

Que Tu tiempo no es el mío, pero que estando a mi lado, sosteniéndome con tu Espíritu Santo, podré perseverar en Ti, por lo que, en esta noche de Navidad entonces podré con decisión y esperanza conmemorar junto a los que te creemos, el nacimiento de Jesús, tu Hijo, mi hermano, diciéndote: Confiando en tu Palabra, te doy la mía.

Volver arriba