#sentipensares ¿Por qué ahora?

En respuesta a la afirmación del Papa Francisco con respecto a la negativa de la ordenación de mujeres*

#Sentipensares (3)

Las mujeres no son ordenadas sacerdotes -entiéndase presbíteras -, todavía. Está pasando. No hay costumbre en el ministerio petrino. Discutible. Pero, entonces, comencemos por lo que si es costumbre: por la puerta de entrada a los ministerios ordenados petrinos: diaconado (-presbiterado-episcopado). Y... ¡tampoco!. Las mujeres no son ordenadas diáconas hoy, cuando sí lo fueron, según atestigua la tradición y costumbre en la Iglesia Petrina.

No muchos, pero suficientes estudios, serios lo atestiguan. Cito uno: Fernando Rivas Rebaque, Diaconado de las mujeres en la Antigüedad cristiana: Iglesia Viva, nº 274, abril-junio 2018, pp. 29-43)

“Quien tenga oídos para oír, que oiga”.
Las opiniones, son opiniones. Todas ellas valoradas y todas ellas objeto de comentarios, todas ellas discutibles. Y, efectivamente, estamos en el ámbito – todavía – de las opiniones. Otra cosa es la cobertura mediática que se les da, a cada una de ellas. Y una pregunta importante es por qué, ahora, en "la hora de la sinodalidad".  Bueno, oportunidad que debemos aprovechar. Y ya que lo mencionan, recordamos:

“Os recomiendo a Febe, hermana nuestra, diácono (diákonos) de la iglesia de Céncreas. Recibidla en el Señor de una manera digna de los santos, y asistidla en cualquier cosa que necesite de vosotros, pues ella ha sido benefactora (prostátis) de muchos, incluso de mí mismo”.  (Rom 16,1-2)

“De la misma manera los diáconos deben ser varones dignos, sin doblez, no dados a beber mucho vino y a las ganancias deshonestas… Se los pondrá a prueba y luego, si fueran irreprochables, se los admitirá al diaconado”. De la misma manera las mujeres sean igualmente dignas, sean igualmente sobrias, fieles en todo” (1 Tim 3, 8-11)

Se debe “honrar a las mujeres diácono como [figura] del Espíritu” (Didascalia de los Apóstoles (DA), 9, 26,6). “Es preciso que cada uno [diáconos varones y mujeres] conozca su misión y se aplique a cumplirla; conoced hasta dónde alcanza el ministerio de la diaconía, teniendo con el obispo un mismo sentir y un mismo anhelo, como dos cuerpos que poseyeran una misma alma” (DA 16,13,2)

“Impondrás las manos sobre ella en presencia de los presbíteros y de los diáconos y diaconisas, y dirás: ‘¡Oh Dios eterno, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Creador de hombres y mujeres, que llenaste con el Espíritu a Miriam y Débora y Ana y Julda, que no desdeñaste que tu Unigénito naciera de una mujer, que en la tienda del testimonio y en el templo has instituido [projeirisámenos] las guardianas de tus santas puertas, mira ahora hacia tu sierva que va a ser instituida [projeiritsoménên] para el diaconado [diakonían] y concédele el Espíritu santo y ‘purifícala de toda indecencia de la carne y del espíritu’para que pueda llevar a cabo dignamente la labor que se le confía…” (Constituciones Apostólicas, CA VIII,19,2-20,2)

Danos Señor, “Ojos que vean, oídos que oigan y corazón que comprenda” 
Y ya que lo mencionan, recordamos.

Primero, “No puede invocarse la tradición eclesial para excluir o marginar a las mujeres del diaconado, sino más bien lo contrario: hay datos más que suficientes para afirmar su existencia durante los diez primeros siglos en Occidente, y hasta el siglo XII en Oriente. Hasta la propia Comisión Teológica Internacional –en un espléndido documento del año 2002 titulado El diaconado: evolución y perspectivas–, después de un amplio recorrido histórico sobre el diaconado de las mujeres, no tiene más remedio que afirmar: “Ha existido ciertamente un ministerio de las diaconisas, que se desarrolló de forma desigual en las diversas partes de la Iglesia” (Artículo citado)

Y, ya que lo mencionan, precisamos, por si a alguien le queda alguna duda,

Segundo, “Al final del documento de la Comisión Teológica Internacional en relación al diaconado femenino: “A la luz de estos elementos puestos en evidencia por la investigación histórico-teológica presente, corresponderá al ministerio de discernimiento que el Señor ha establecido en su Iglesia pronunciarse con autoridad sobre la cuestión”. (Artículo citado)

No nos dejemos robar la esperanza: prediquemos con parresía-valentía
Ese pronunciamiento "con autoridad",  todavía, no se ha dado. Es decir, podemos y debemos seguir comentando y confrontando evangelicamente, a luz del Espíritu-Ruah que nos anima, en el ministerio común de discernimiento, todas las opiniones. Y, en este sentido, en palabras del Papa Francisco: 

"En todos los bautizados, desde el primero hasta el último, actúa la fuerza santificadora del Espíritu que impulsa a evangelizar. El Pueblo de Dios es santo por esta unción que lo hace infalible «in credendo». Esto significa que cuando cree no se equivoca: el Espíritu lo guía en la verdad y lo conduce a la salvación. Como parte de su misterio de amor hacia la humanidad, Dios dota a la totalidad de los fieles de un instinto de la fe —el sensus fidei— que los ayuda a discernir lo que viene realmente de Dios" (Evangelii Gaudium, 119). 

Si asumimos esta afirmación. En este aspecto concreto: ministerios ordenados - todos - abiertos a las mujeres, y otros necesarios y urgentes, hoy, también, el Pueblo de Dios está hablando. Hace rato, por cierto. 

Opinión

Desde Tras las huellas de Sophía te invitamos a expresar tu opinión aquí: https://padlet.com/25N2021/tq0ohreqddwd0jh3
*El Papa Francisco explica a America Magazine por qué las mujeres no pueden ser ordenadas sacerdote (30-11-22)
https://eukleria.com/2022/11/30/el-papa-francisco-explica-a-america-magazine-por-que-las-mujeres-no-pueden-ser-ordenadas-sacerdote/
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