Cómo desestimar ese sentimiento arraigado desde tanto tiempo atrás en torno a los mandatos, las cargas, los miedos y la culpa que nos han instalado como mochila pesada en las espaldas y que a veces se presenta como ahogo en el pecho.

¡Basta! Me digo y me insisto y, de todos modos, siempre algo resurge para causar presión, sensación de desconfianza, de estar siempre en el centro de las quejas, las burlas, las miradas que parecen desacreditarme, juzgarme con severidad. Será tal esa sensación que percibo como externa o será más bien algo interior que surge por todas las veces que hicieron que me mirara como si no pudiera lograr nada y me estigmatizaron con esas culpas que hoy quiero quitarme como quien se quita esa cáscara, esa piel putrefacta que te sigue lastimando.

Quiero caminar libremente abrazando esta que soy, que va creciendo en confianza en sí misma (aún entre intentos y resistencias propios).

Quiero disfrutar y legitimar mis propias decisiones en pos de mi crecimiento personal sin esperar los aplausos de nadie (menos de aquellos que sé que son ficticios, irreales y que se vuelven hasta una mufa).