Definitivamente, la presencia de las personas cercanas en nuestra vida es una bendición. Hoy, quiero contarles de este día espectacular que viví junto a mi comadre, su hija y el papá de mis primos, que por cierto es muy chistoso.

Con mi comadre y su hija, comenzamos por tomarnos unas lindas fotos en mi jardín, en ese instante, pude contemplar la belleza de la creación, como cada una de ellas tiene un color único, un verde indescriptible en sus hojas y las flores con una forma espacial, como solo Dios puede hacerlo y es que la naturaleza es hermosa. Después de este espacio de encuentro, compartimos un algo delicioso, juntos hicimos empanadas.

Le doy gracias a Dios, porque esta presencia nos alegró el día y nos sacó de la rutina. Pues ya me he ido acercando con más frecuencia a la cocina, lavando la loza con mi hijo y enseñándole a hacer tortas de papa, pues él cocina delicioso y quiere aprender otras recetas y aunque me duele mi pierna, vamos para adelante con la ayuda de Dios.