En el seno de la Magdalena,
se resguardan suspiros y llantos,
mientras el viento mece sus rizos.
Sus ojos han visto el milagro
de la Vida después de la vida;
susurra su corazón, entre llamas ardientes,
siendo suspendida por ángeles,
que debe seguir las huellas del Amado;
sus pies caminan entre la arena.
El Amor la ha llevado a caminar por la tierra,
su Amor le ha llevado a predicar entre las mujeres
la esperanza y la dulzura
que surge en sus entrañas,
tierno fuego dentro del vientre,
que convierte su tristeza en
su propia fuente de fortaleza,
santidad constituida desde lo profundo de su alma.