#8M2023 A favor del desarme y STOP a las guerras

A favor del desarme y STOP a las guerras
A favor del desarme y STOP a las guerras

#MujeresEntreGuerras

Queridos hermanos/as:

Como mujer creyente, teóloga, madre y abuela, me atrevo a pediros proclamar nuestro grito a favor de una “campaña mundial” (porque la desmesura y la abundancia son evangélicas), a favor del desarme y STOP a las guerras, a toda guerra, actual (Ucrania, Gaza…) u olvidada (Yemen, Sudán, Congo, Corea, Myanmar... )

Los millones de personas anónimas y ciudadanas del mundo no podemos permitirnos ni más Stalin ni más Hitler, ni ignorar nuestra obligación de luchar por la abolición de la guerra como un medio de chantaje para solucionar los problemas internacionales. (Sigo en parte la reflexión de T. Merton, "Paz en tiempos de oscuridad", DDB, 2006) Pero, ¿cómo podemos emprender esta lucha en estos tiempos en los que hemos acabado por desechar los valores morales tachándolos de irrelevantes e incluso los propios cristianos ignoramos las exigencias de la ética cristiana en este tema? La rectitud y la verdad moral son tan necesarias para los millones de seres humanos y la sociedad como el aire, el agua, la comida, la casa...

El equilibrio del terror al que venimos asistiendo, es absolutamente inaceptable, inmoral, inhumano, perverso. El desarme a escala mundial debe ser un objetivo a alcanzar a través de pasos graduales reales, inexcusable. Debe ser algo más que una mera tapadera para los embustes políticos, de uno y otro signo. No podemos permitirnos seguir celebrando conferencias de paz en las que se hacen propuestas con fines meramente propagandísticos (y hacerse la foto los políticos participantes) para, a continuación, olvidarlas al menor indicio de que puedan tomarse en serio. No cabe duda de que el bloque comunista se ha ganado la fama de ser poco honesto, de su opacidad y secretismo secular, pero el mundo occidental tampoco está exento de culpa.

Podríamos hacernos muchas preguntas: ¿Adónde nos está llevando esta carrera de armamento?, ¿quiénes se benefician de este negocio indecente?, ¿Putin va a seguir invadiendo más países, además de Ucrania?, ¿será Occidente quien gane este "asalto"?, ¿los que sobrevivan a una guerra nuclear o “clásica” qué se van a encontrar?... 

Pero la pregunta más importante es más personal: y nosotros, ¿qué vamos a hacer? ¿cuáles son nuestras verdaderas intenciones? Pregunta que nos remite a aquella de Jesús a Judas (Mt 26,50): "Amigo, ¿a qué vienes?"

Algunos de nuestros dirigentes son cristianos, otros se adhieren a unos principios humanistas que deberían tener alguna relevancia en este asunto crucial. En todo caso, sí estamos obligados a obrar en consonancia con nuestra conciencia cristiana de evitar determinados males porque somos responsables de enormes bienes. En cada ser humano vemos también a Cristo, somos veladores de nuestros hermanos/as. Esa pregunta concierne, de hecho, a toda la especie humana, en riesgo de perecer por la locura y ambición de las potencias que poseen armas nucleares y de todo tipo (EEUU, Rusia, China…). Tenemos que proteger a los millones de seres humanos contra los abusos criminales del poder destructivo que el propio hombre ha adquirido. Tarea que se reduce a luchar contra las dictaduras totalitarias y contra las guerras: comunismo, fascismo y otras aberraciones colectivistas, pero también contra nuestra propia violencia, fanatismo y ambición.

La responsabilidad cristiana no está de uno ni de otro lado dentro de la lucha de poder, sino del lado de Dios y de la verdad (cosa extremadamente olvidada hoy por nuestros políticos y gobiernos) y del lado de la totalidad de la humanidad. ¡Nos estamos jugando la PAZ en la tierra!

Por último, insisto: toda guerra del tipo que sea, la destrucción masiva de ciudades, poblaciones, naciones y culturas supone un crimen gravísimo que nos está prohibido no sólo por ética cristiana sino por cualquier código moral serio. Las políticas que hoy en día tendemos a aceptar pervierten nuestra conciencia y socavan nuestra capacidad de emprender acciones constructivas serias. A los políticos sólo les interesa seguir en el poder, manipulando lo que no les interesa, cobrando buenos dineros y defendiendo "sus" intereses. La razón principal de vernos abocados a esta locura bélica es la falta de valores éticos, espirituales y morales.

Atentamente

Mª Luisa Paret 

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