#retopascual2024 Yo soy la fuente (Jn 15, 1-8)

Yo soy la fuente (Jn 15, 1-8)
Yo soy la fuente (Jn 15, 1-8)

Para nuestra cultura urbana tan alejada de la rural, sobre todo cuando sigue las indicaciones de "Alexa" de la IA , en lugar de las intuiciones de su corazón. Pienso que en esta cultura la imagen de la vida y los sarmientos puede cambiarse por la central eléctrica y los cables del móvil o celular.

Pues hoy en día, si sabemos que significa quedarnos sin batería y buscar desesperadas un enchufe para seguir dando vueltas por las RRSS o simplemente continuar leyendo en nuestra Tablet. Sea cual sea la imagen que escojamos es importante conocer dónde y quién es nuestra fuente de vida espiritual.

¿Cómo conocer quién es nuestra FUENTE de VIDA? Pues sencillamente dejando que la vida nos despoje de las creencias falsas que no facilitan la conversión y el encuentro con nosotras mismas y con las demás personas.

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Esto puede provocar que pasemos de ser enemigas acérrimas a defensoras incansables de la BUENA NUEVA (Hch 9,26-31) capaces de hablar con el mismo lenguaje de nuestros oyentes. Este es el paso que debería dar nuestra liturgia, hablar más en el lenguaje de la gente de hoy, pero sobre todo que transmitan al ABBA de Jesucristo y no tanto al Yahvé justiciero vengador.

El silencio es la vía para la verdadera poda de toda creencia. ¡Cuántos ruidos internos escuchamos en la meditación! A ratos se nos hace imposible acallarlos. Es cuando tomamos conciencia de las “adicciones” diarias tan útiles para silenciarlos. Solo nos queda fluir, sencillamente sostenernos por la palabra, la respiración, la quietud física y facilitar que la FUENTE emerja y nos sostenga. En ese saber estar, sin otra intención que permanecer y estar, sintiendo profundamente nuestra filiación divina.

Conocer nuestro modo de conectar con la FUENTE facilita el crecimiento espiritual y el encuentro con las demás personas.

Déjate sostener, alimentar por la FUENTE de VIDA ETERNA.

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