Una luz vuelve a nacer

#AdvientoFeminista2025

El adviento es un tiempo para mirarnos y encontramos con nuestras propias limitaciones y vulnerabilidades

Advienro 2025
Advienro 2025
Yolanda Olivera Alberca
18 dic 2025 - 22:19

Las incertezas e incertidumbres nos acompañan en este tiempo. Cada día crece de manera desproporcionada el hambre, las guerras, la violencia y la desnutrición. En las calles y en las riveras de los caminos, los heridos por dolencias invisibles y silenciados, siguen esperando a alguien dispuesto a escuchar y a sostener ¿Reconoces a Jesús hecho niño que te viene a visitar?

Casi siempre andamos con agendas apretadas, más aún en este cierre de año. En este adviento, Jesús nos dice “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo” (Ap 3, 20). Tengo la plena seguridad que Dios, padre y madre, sigue invitándonos a arriesguemos a abrir las puertas de nuestra interioridad y a dejarle entrar en este tiempo ¿Cómo te estas preparando en este tiempo de adviento?

Jesús utiliza medios, instrumentos para llegar a ti, ¿Eres consciente de ello? Se presenta en tus colegas de trabajo, en tus amigos, en tus vecinos. Atrévete a ofrecerles una sonrisa, un abrazo; quién sabe si lo están necesitando con urgencia. Tu proximidad puede ser una presencia sanadora y liberadora.

María y José, en su tiempo, se arriesgaron a buscar un lugar seguro y protector donde pudiera nacer el niño Jesús. No obstante, sus fuerzas se agotaron y el espacio fue un establo, en la precariedad. Ahí nació Jesús. Hoy también muchas familias buscan proteger a sus hijos e hijas de tantas injusticias presentes en nuestra sociedad. En estas circunstancias “la palabra se hizo carne y puso su morada entre nosotros” (Jn 1, 14). Que esta Palabra que se hace carne de nuevo, abrace y transforme nuestras mezquindades, egoísmos y miopías, convirtiéndolas en levadura y fermento, en nutrientes, vitaminas, resortes que cobijan al recién nacido.

 La vida y la muerte nos acompañan. Dejemos espacio en este adviento para acoger nuestros dolores, sufrimientos, soledades y tristezas. Démosle un lugar visible para que puedan habitar en nosotros/as y nos enseñen a reconocer que, en la oscuridad y en la pena, nos volvemos personas necesitadas de compañía y cercanía.

El adviento es un tiempo para mirarnos y encontramos con nuestras propias limitaciones y vulnerabilidades, porque desde esos rincones resurge la luz de la Vida y de la Esperanza.

Yolanda Olivera Alberca, fmmdp

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