#LectioDivinaFeminista Que el mundo tenga Vida

Que el mundo tenga Vida
Que el mundo tenga Vida

Juan 

Hoy te invito a que hagamos lectura orante con el evangelio de este domingo.

Si quieres, ten a la mano una vela, panes, alguna bebida para compartir y los textos de reflexión de los dos domingos anteriores que aquí te compartimos.

Dispongamonos a este encuentro con la palabra de cada uno, una y la Palabra que nos habita. Hagamos silencio en el corazón y en la mente un par de minutos, he invocando a la Ruah Divina para la escucha y apertura a su mensaje cantemos juntas ,juntos el canto Mi cuerpo es comida o leyéndolo:

Mis manos, esas manos y Tus manos

hacemos este Gesto, compartida

la mesa y el destino, como hermanas/os.

Las vidas en Tu muerte y en Tu vida.

Unidas/os en el pan los muchos granos,

iremos aprendiendo a ser la unida

Ciudad de Dios, Ciudad de los humanos.

Comiéndote sabremos ser comida.

El vino de sus venas nos provoca.

El pan que ellos no tienen nos convoca

a ser Contigo el pan de cada día.

Llamadas/os por la luz de Tu memoria,

marchamos hacia el Reino haciendo Historia,

fraterna y subversiva Eucaristía.

Pedro Casaldáliga (Interpretado por jesuitas acústico)

Hagamos una primera lectura del Evangelio según San Juan 6, 51-58 , seguido de un breve silencio para dejar que algunas palabras o acciones del texto creen imágenes en la mente :

"En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: "Yo soy el pan vivo, que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo les voy a dar es mi carne, para que el mundo tenga vida"

Entonces los judíos se pusieron a discutir entre sí: "¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?"

Jesús les dijo: "Yo les aseguro: Si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no podrán tener vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día.

Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él. Como el Padre, que me ha enviado, posee la vida y yo vivo por él, así también el que me come vivirá por mí.

Éste es el pan que ha bajado del cielo; no es como el maná que comieron sus padres, pues murieron. El que come de este pan vivirá para siempre''.

Después del silencio, repitamos esa frase o hecho del texto que se nos grabó, entre todas/os, reconstruyendo el pasaje Luego, volvamos a leer en voz alta como saboreando el texto. Jn 6, 51-58.

¿Qué dice el texto para ti? ¿Qué dicen esas frases e imagines grabadas en la mente?

Contemplemos en una última lectura del texto a Jesús dice ser pan vivo, pan bajado del cielo, el pan de la Alianza, el que sí alimenta, el que da Vida : El mismo se da, da su carne, es decir su vida - humanidad divina entera; con el fin de que tengamos vida, pero no cualquier vida, la vida entera .

Y nos advierte que el no tomar parte, (porque respeta la libertad de no hacerlo) nos impedimos gozar de él, de participar de él, de ese comer y beber de él; ya lo reflexionamos en los dos anteriores domingos. Esta cena pascual, cena apologética, cena que nos identifica con el Hijo, nos hace su cuerpo y nos abre a la Vida Plena. También meditamos anteriormente sobre ese Alimento verdadero que es y las hambres que es capaz de saciar

Contemplamos a Jesús, Pan de Vida; Carne, nueva Humanidad divina para la vida de este mundo; alimenta, nutre una nueva humanidad en la Gran Mesa, desde el aquí y el ahora. Lo contemplamos su vida y Palabra; y junto a él, nuestra humanidad frágil vulnerable; llamada también a reconocer esa divinidad en sí.

Contempla esa Vida en la vida de las personas cercanas, esa divina presencia que las sacia, las acompaña, que les da vida.

Contemplemos también a esas personas cercanas y lejanas que no son reconocidas, que su carne y su sangre, su humanidad es ultrajada, violentada, y en la mesa junto al Hijo del Humanidad divina entregada plenamente. Ellas se identifican con él para la vida plena sí, pero también en el aquí y ahora, al contemplar su carne, al mirar su vida de frente y con compromiso nos reconocemos de la misma carne, de la misma sangre, origen digno y saciado-desbordado de vida. Identidad que nos impulsa a actuar con esa misma vida de Jesús en nosotras, alimentado, renovando su alianza en nosotras, a través de nosotras; pues somos llamadas a ser Pan y saciar , como Jesús el desbordante. como su Abba, Dios generadora de Vida

Comer y beber de él, es habitar en esa humanidad nueva, resucitada. Es renovar la alianza extendida; reconocer la identidad divina, el origen la Ruah creadora recreada en la existencia de cada aliento constructor de vida que alimenta y sacia a la persona que está de junto, pero sobre todo, alimenta y sacia a quien no reconoce su esta propia existencia o le es arrebatada por la injusticia, el sin sentido, o…Habitar en él y reconocer que la Divinidad nos habita es saborear esa Vida Plena, es reconocer la Vida que hay en ti y la posibilidad que tú eres de ser Vida para las demás personas.

Después de un silencio meditativo compartan resonancias y luces nuevas de sus propias contemplaciones; compartiendo el pan y el vino o bebida que trajimos.

Devolvamos a Dios la Palabra con nuestra palabra orante en forma de oración, acción de gracias, cuestionamiento, alabanza…

Concluyamos esta lectura orante comunitaria haciendo un compromiso que nos ayude a vivir lo reflexionado, a continuar nuestros procesos de conversión personales y comunitarios, y cantando-recitando el poema de Casaldáliga del inicio.

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