#sentipensares2025 Mi opinión a las declaraciones del abad de Montserrat*

Mi opinión a las declaraciones del abad de Montserrat*
Mi opinión a las declaraciones del abad de Montserrat*
Con profundo asombro y una indignación que no puede ser silenciada, he leído las recientes declaraciones en las que el abad de Montserrat* afirma que la ordenación de mujeres en la Iglesia Católica generaría un cisma. Permítame expresarle, con la vehemencia que la verdad exige, lo profundamente erróneas, anacrónicas y, francamente, ofensivas que resultan sus palabras.
Afirmar que la inclusión de las mujeres en el sacramento del orden es una amenaza a la unidad de la Iglesia no solo es una falacia teológica, sino una afrenta a la inteligencia y la fe de millones de católicos y, especialmente, de las mujeres que han dedicado sus vidas al servicio de Dios y la comunidad. El verdadero cisma no lo provocará la justa reivindicación de igualdad, sino la obstinación de quienes, como usted, se aferran a estructuras de poder patriarcales y excluyentes que ya no tienen cabida en el siglo XXI.
¿De qué "cisma" habla, Padre abad? ¿Del cisma entre una jerarquía anquilosada y un Pueblo de Dios que clama por una Iglesia más inclusiva y misericordiosa? ¿Del cisma entre el mensaje evangélico de igualdad y las prácticas discriminatorias que persisten en la institución? El verdadero cisma ya está germinando en el corazón de aquellos que se sienten silenciados, menospreciados y excluidos por una interpretación restrictiva y sesgada de la tradición.

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La historia de la Iglesia, y de la humanidad, es una constante evolución. Pretender congelar la voluntad divina en interpretaciones misóginas del pasado es una deslealtad al Espíritu Santo, que sopla donde quiere y llama a quien quiere, sin distinción de género. La vocación no tiene sexo. La capacidad de servir, de predicar, de sanar y de liderar emana del don de Dios, no de la genitalidad.
Es hora de que la jerarquía eclesiástica deje de usar el miedo y la amenaza del cisma como herramienta para mantener privilegios. La unidad no se construye sobre la exclusión, sino sobre el reconocimiento de la dignidad plena de todas las personas, creadas a imagen y semejanza de Dios. La ordenación de mujeres no es una amenaza, sino una oportunidad de revitalizar una Iglesia que, al negar la mitad de su fuerza y talento, se debilita a sí misma.
Le insto, señor, a reflexionar profundamente sobre sus palabras y a considerar el dolor y la frustración que generan. El verdadero liderazgo espiritual hoy exige valentía para discernir los signos de los tiempos, para escuchar la voz de las mujeres y para abrir las puertas de la Iglesia a la justicia y la plena igualdad. Cualquier otra postura es un obstáculo a la misión evangelizadora y un paso atrás en el camino hacia el Reino de Dios.
* "El abad de Montserrat: “La ordenación femenina supondría una amenaza para la unidad de la Iglesia”. Revista Vida Nueva 06/06/2025 (https://www.vidanuevadigital.com/2025/06/06/el-abad-de-montserrat-la-ordenacion-femenina-supondria-una-amenaza-para-la-unidad-de-la-iglesia/)
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