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Producir y descubrir la belleza
(Nicolás Castellanos Franco).- Nuestro mundo tiene sed de belleza. Un mundo sin belleza carece de fuerza atractiva. La verdad sin belleza pierde contundencia. "El mundo será salvado por la belleza" (Dostoieski).
Lo importante es unir la belleza, la gratuidad y la fuerza impulsora del desarrollo social. Un camino puede ser el "turismo", que contiene un potencial maravilloso de contemplación estética y no menor de un desarrollo poderoso, si se hacen políticas aplicadas en carreteras y espacios hoteleros. Ahí tenemos un espacio determinante para reducir y erradicar la pobreza. Sigue siendo muy alta la gente que la padece. Lo más grave es que en el área rural nueve niños de cada diez viven en extrema pobreza. De cada cien niñas y niños que ingresan en la escuela, treinta no terminan la primaria.
Entonces ¿Qué? Que hay que invertir en turismo para producir y descubrir la belleza, nota esencial de identidad de la persona madura.
Y esto es posible. Se ve realizado fabulosamente en el Parador Santa María La Real, una historia vinculada con la historia de Sucre.
Nada más asomarte entras en una atmósfera colonial. Te sientes en el Sucre del siglo XVIII. Esta casona señorial de ese siglo, forma parte de lo que fue la Real Audiencia de Charcas, el más alto Tribunal de la Corona española, durante la colonia. Tenía jurisdicción sobre los extensos territorios, que hoy conforman Bolivia, Paraguay, Uruguay y norte de Argentina.
Su arquitectura asombrosa se ha conservado a la hora de su restauración y rehabilitación.
El enigma más grande reside en su subterráneo. Hace diez años al restaurar el edificio, Luis Rodriguez, cónsul honorario de España y Sandra Pascual, los nuevos propietarios, encontraron esos corredores y salas subterráneas, que llamaron El Watánay, que en quechua significa "amaradas".
¿Qué finalidad tenía? Acueducto, pasadizo, lugar de defensa. Hoy museo y restaurante. Inmersos en la época colonial contemplamos la belleza a raudales, invertimos en productividad, en crear puestos de trabajo y así reducir las fronteras de la pobreza.
Aquí en el Parador Santa María La Real se vive Sucre, se intuyen los horizontes infinitos de la belleza, plasmada en el arte, la cultura, la pintura, la música, en definitiva en la persona humana... Y al final, siempre la utopía, que nace de la belleza, de la Trascendencia y de la solidaridad.
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